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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

jueves, 23 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!


El clan familiar al que pertenezco os desea una Feliz Navidad.

Dado el buen hacer de mi sobrina Pilar en su papel de Virgen María, para la felicitación repetimos a la intérprete acompañada de un niño Jesús menos expuesto (al menos en intensidad) a la fuerza gravitatoria que el anterior.

Aprovecho para felicitar a Pilar y a todas sus compañeras de "coro" por haber ganado el Concurso de Villancicos Ciudad de Zaragoza. Hay arte, hay salero, hay saber estar, y ay, ay, ay, que las enredadoras de sus primas (es decir, mis hijas) al final se tuvieron que subir también al escenario porque tienen que meterse en todos los ajos.

¡Hasta el 2011, blogueros!

PD. Por si alguno anda sobrado de tiempo estos días, en su momento colgué un relato navideño dedicado a mis dos sobrinas más pequeñas (aunque son las inspiradoras, se cambian algunos datos, porque no deja de ser un cuento de ficción). Quien desee leerlo puede hacerlo pinchando AQUÍ.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Carta al niño Dios


Señor, no entiendo nada.

Cuántas veces te he pedido que me hablaras, que dieras respuesta a mis preguntas. Cuántas veces te he dicho que si no te oía con los sentidos no tendría seguridad en tus palabras. Y ahora te presentas así, balbuceando, llorando, gimiendo... ¡hasta te haces pipí encima! ¿Quién eres?

Te imploré justicia. El mundo está mal, muy mal. Los poderosos dictan las leyes a su conveniencia y tiranizan a los débiles. Creí que tu mano poderosa los derribaría. Pero tú acabas siendo el perseguido, el exiliado que huye a una tierra extranjera para que no lo maten. ¿Qué justicia es esta?

Han asesinado a muchos niños por tu causa. Tus padres eran pobres y ahora han tenido que dejar atrás lo poco que tenían. ¿Por qué obras así?

Desde los albores de la humanidad los sabios han estudiado quién eras. Yo mismo, ignorante, indagaba, buscaba, reflexionaba, te llamaba. Pero anuncias tu venida a un grupo de pastores ignorantes, rudos, que no saben leer ni escribir, que hablan un extraño dialecto apenas inteligible, en una tierra deslucida, marginal. ¡Y lo haces de noche! No entiendo nada. ¿Te burlas de nosotros? El Dios vivo, esperanza del mundo, yace en un pesebre para ser adorado por unos hombres malolientes plagados de pulgas. Parece una bufonada sacrílega.

Te pedía que me quisieras; sentir tu amor, saberme protegido. Y te presentas ante mí como un niño menesteroso, necesitado de cariño. ¿Tú? ¡Era yo quien lo demandaba! ¿Cómo vas a atender a mis necesidades si no te vales en nada? ¿Cómo salvarás al mundo así, desnudo, perseguido, pobre?

¿Hiciste los astros, los mares, la vida, y no te tienes en pie? ¿Eres el Logos que estaba en el principio y no sabes articular una palabra? ¿Qué clase de Dios eres?

Eres pregunta y eres respuesta. Eres camino y eres meta. Eres misterio y eres presencia. Eres incómodo y el único que reconforta. ¿Quién eres, niño? Dime quién eres.

lunes, 20 de diciembre de 2010

¿A quién esperas estas navidades?


Este breve relato me lo publicaron en la revista Atresvete en diciembre de 2008. He introducido alguna pequeña corrección de estilo:


"Elías atizó la lumbre. Pronto llegaría un cliente muy especial y no era cosa de que la estancia estuviese fría. Acurrucado frente a la chimenea dejó volar sus pensamientos al compás del crepitar de la hoguera.

Por fin un poco de buena suerte, se dijo. Tantos años rezando porque las cosas le fueran bien y cuando todo parecía perdido, el edicto de Augusto le había caído como llovido del cielo. No sólo se había llenado la posada sino que, para colmo, se iba a hospedar el más importante proveedor de caballos del rey Herodes. ¡Increíble fortuna!

Belén ya no era lo que antiguamente. Mucha gente había emigrado y la que quedaba era pobre de solemnidad. Si Elías y su esposa subsistían era gracias a las ovejas que tenían en propiedad, pero su explotación tampoco representaba un gran negocio; entre otras cosas porque los insufribles pastores eran gente aprovechada y siempre que moría alguna res decían que era de Elías y no una de las de ellos. Tampoco valía la pena discutir; con ese extraño dialecto que hablaban no había manera de sacar nada en claro.

Toc, toc.

- ¿Llaman a la puerta? –gritó Sara desde el dormitorio.

- Ya lo he oído. Pero estate tranquila.

Elías se levantó para abrir. Su mujer tenía ciática y con el embarazo apenas se podía mover de la cama. Convenía que reservase sus fuerzas hasta el último momento.

Probablemente sería Rajab, su inquilino “especial”. Sin perder un momento, se dirigió a grandes zancadas hacia la entrada.

Con contenida excitación abrió la puerta. Pero la sonrisa se le desdibujó apenas vio ante sí a un ojeroso peregrino paupérrimamente ataviado.

- La paz contigo, posadero. Por amor de Dios, necesitamos hospedaje. Mi esposa está en cinta y ha comenzado a sufrir algunas contracciones. Llevamos todo el día viajando y…

Elías no se molestó en mirar a la mujer que, montada en un asno, aguardaba a su marido. Las encallecidas manos de aquel hombre lo decían todo: pobreza, vil pobreza.

- Está completo- atajó sin dejarlo acabar. Y cerró la puerta a su espalda.

- ¿Quién era? –preguntó su esposa lejanamente.

- Nadie. Ya te avisaré cuando venga.

Avivó de nuevo el fuego y echó otro leño. Una mueca de satisfacción le asomó en los labios. Sí, Yahvé había oído sus plegarias. “Mi Señor, ¡permite a tu siervo acoger a alguien importante!”, le había suplicado una y mil veces. Y ahora al fin iba a hospedar a toda una personalidad. Quién sabe si podría llegar a oídos del propio Herodes su buena acogida. ¿Por qué no? Estas cosas nunca se saben. A lo mejor el rey mandaba para allá a alguno de sus hombres antes de lo que cabía esperar; seguro que para entonces ya habría nacido su primogénito..."

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cuarenta niños y un dragón



Mis ojos se pasean por el público más selecto que quepa imaginar. Son cuarenta liliputienses de tres años atentos a cada uno de mis gestos.

Se trata de una iniciativa del colegio por la cual cada tarde del viernes acude algún padre a contar un cuento a los más pequeños. Esta vez me ha tocado a mí.

Mi hija menor sonríe orgullosa; yo no lo estoy menos, pues para mí es todo un honor. La historia la he escrito pensando especialmente en ellos. Se titula: “Crispín y el Dragón Agamenón”.

Con el objeto de ilustrarla mejor, me he llevado unos muñecos de “todo a 100” que son bien chulos; de modo que la narración se convierte desde el primer instante en una representación.

Crispín es un pastor, pero tiene miedo a los perros, a los lobos, a los osos... Agamenón es un gran dragón, pero aunque bondadoso y herbívoro, su feroz aspecto le impide tener amigos...

Inmerso en la tensión dramática de la obra, hago revolotear al verde Agamenón sobre las cabezas del auditorio. Enseguida se desata el caos. Los niños saltan queriendo atrapar al reptil, y aunque trato de parapetarme tras el “escenario”, no se apaciguan y terminan por sitiarme. La revolución ha prendido rápidamente y las fuerzas antidisturbios, encarnadas en la profesora Conchita, entran en acción para tratar de restablecer el orden.

Dudo, cavilo, titubeo. Sí, soy un padre, pero me va la marcha, para qué nos vamos a engañar. Encabezando a los amotinados, alzaría el dragón bien alto y al grito de “¡al comedor!” acudiría con la horda pigmea para hacernos con un botín de natillas, flanes, o lo que quiera que haya en la despensa de un colegio. Pero una inhibición freudiana me refrena y me pliego al dios Apolo, ahogando los pálpitos dionisiacos.

Triunfa la ley y la función prosigue. El público ríe con el dragón, alerta con chillidos a Crispín del ataque de los bandidos, y aplaude generoso al intérprete cuando acaba la función.

Como colofón, Agamenón reparte con mi ayuda unos huevecillos Kinder que son celebrados por los asistentes.

También yo recibo un premio, pues mi enérgico retoño me hace entrega de un diploma “al mejor cuentacuentos”. Mientras riego el suelo con mis babas, me alegro de no haber liderado el motín y acabado en un reformatorio para parvulitos.

Está claro, mi mejor título no lo firma el Rey, ni algún ministro o rector. Mi mejor título me lo dedica mi hija “y sus compañeros de clase”.

¡Gracias a todos ellos por su generosidad!

PD. Si alguien tiene la santa moral de leerse el cuento, puede hacerlo pinchando AQUÍ.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Reflexiones en torno a un trozo de papel higiénico


Apilados, los platos aguardan su turno mientras con el estropajo los voy enjabonando uno tras otro. Es de noche. Estoy solo en la cocina. Son mis quince minutos de paz. ¡Santa paz!

En Radio Nacional están informando sobre las elecciones catalanas que se han celebrado ese mismo día. Los colegios electorales han cerrado unos minutos antes y conectan en directo con uno de ellos. No debe ser muy grande, pues ya han hecho el recuento. El periodista de campo informa sobre el resultado en dicho colegio. Como anécdota, señala que ha habido dos votos nulos. El presentador, desde el estudio, se interesa por la razón de dicha invalidación.

- En uno han escrito algo en la papeleta, y en el otro sobre han metido un trozo de papel higiénico.

- Esto último no merece ni un comentario- ataja el locutor con tono de indignación.

Sin embargo ese hecho que “no merece comentario” a mí me da qué pensar. Y me viene a la cabeza lo que ha sido la última campaña electoral: una candidata presentándose envuelta en una toalla con un fondo de gemidos y un anuncio titulado “el video porno de...”; otro partido (nada marginal) mostrando el orgasmo que produce a una chica votarles; ha habido quien ha creído más convincente sacar un mapa andante de España robándole la cartera a un catalán; o los que han optado por colgar en su página Web un videojuego que eliminaba inmigrantes indocumentados desde una gaviota. Y si nos referimos a los mítines, hay alguna perla como la de ver a todo un presidente de gobierno haciendo un comentario burlón sobre el Papa, con quien se había entrevistado apenas unos días antes....

Todas estas cuestiones sobre las que me ahorro los calificativos, sí han merecido comentarios, cientos de comentarios en forma de artículos, titulares, portadas, tertulias en radio y televisión. ¿Acaso no era lo que buscaban?

Ahora, a través de la radio, escucho las primeras declaraciones de los portavoces políticos. Han hecho recuento del botín de votos y empiezan a hablar con seriedad, serenidad y solemnidad. “Podrían haberlo hecho antes”, me digo; “a lo mejor así, quien pidió más “higiene” con un pedazo de papel de baño habría votado algo distinto”.

Apago el transistor y continúo lavando platos. Eran mis quince minutos de paz y me gustaría disfrutar del silencio durante el poco tiempo que me queda. Los últimos días ha habido demasiado ruido.

jueves, 9 de diciembre de 2010

El día que un ángel se coló en nuestra familia


Dadas las simpatías que ha despertado mi sobrina Carmen, me animo a escribir una pequeña crónica de sus hazañas y gestas:

Érase un matrimonio con ocho hijos que vivía entre la anarquía y la providencia. Podríamos decir que era una familia anarcocatólica.

Los esposos habían cruzado el umbral de los 45, y a la par que se alegraban de ver crecer a sus vástagos, sentían cierta melancolía al darse cuenta de que nunca más tendrían un bebé en casa.

Dios, que los quería mucho, percibiendo su añoranza, decidió darles un regalo muy especial: haría un ángel para ellos. De este modo siempre los acompañaría una criatura con la inocencia de un niño y un único afán: amar. Un ser así vive sin preocupación alguna con la felicidad del auténtico menesteroso. Para que no cupiera duda de que era un ángel, Dios le imprimió su señal en el cromosoma 21. (Es lo que hace con todos los ángeles que manda a las familias especiales. La pena es que los espectros de las tinieblas lo saben y han arrastrado a los hombres a procurar su aniquilación).

Antes de nacer, las ecografías delataron que su corazón no estaba nada bien. Convertido en una cavidad única, la sangre oxigenada y la venosa se confundían en una mezcla fatal.

Cuando vio la luz le pusieron por nombre Carmen. Las cosas no fueron fáciles. Por ejemplo, las comidas duraban una eternidad, pues ingerir lo más mínimo la fatigaba enormemente. Estaba ojerosa y se amorataba fácilmente. Antes de los seis meses habría que practicarle una operación paliativa para ayudarla a ganar peso. Después, si todo iba bien, se le podría operar a fondo el corazón.

Hay que mencionar, inevitablemente, a la doctora Carmen Marín, auténtica hada madrina de nuestra protagonista. Siendo claros y concisos, le debe la vida.

Cuando llegó el momento de operar surgió el primer contratiempo: la máquina de circulación extracorpórea de la Seguridad Social en Zaragoza se había estropeado. Habría que derivarla a otra comunidad autónoma. Saturación, listas de espera... ¡El tiempo corría en contra! Finalmente la Seguridad Social la envió a Barcelona, al Hospital San Juan de Dios. Y vino a resultar que allí acudía a operar desde Valencia una vez por semana el doctor José María Caffarena, que según supimos, es un crack en esta especialidad. Lo que debería haberse realizado en un mínimo de dos operaciones espaciadas en el tiempo, se llevó a cabo en una sola y con excelentes resultados. Las enfermeras y médicos, matrícula de honor. Lo voluntarios que asisten a las familias, sobresaliente cum laude. Los religiosos, la gloria celestial. Carmen volvía a casa repuesta.

Once meses después se le detectó leucemia. El problema volvía a estar en la sangre; esta vez en forma de cáncer. Ahora el tratamiento sí pudo realizarse en el Hospital Infantil de Zaragoza. Al personal de allí hay que darle las mismas notazas que a los de Barcelona: Copa de Oro y mención especial. Fabulosos.

Allí conocieron a otros niños con la misma enfermedad, aunque no eran Down. Algunos se fueron al cielo (mi hermana me pide que no ponga sus nombres, así que me limito a las iniciales): La pequeña J. de 3 años, el menudo M. de 5, y el simpático M. natural de Jaca, que con 11 años era más vivo que el hambre. “¿Cuándo te echarás novia?”, le preguntaba un día la “enfermera 57” (las llamaba numerándolas por la edad, para provocar, decía él). “Espera que me crezcan las neuronas”, respondía con desparpajo.

La dulce C. se encariñó especialmente de Carmen. Ahora tiene 13 y desde hace unos tres años se le reproducen tumores. Tampoco tiene la marca en el cromosoma 21, pero es un auténtico ángel y deseamos de todo corazón que se cure definitivamente y pueda abandonar el hospital para siempre.

Bueno, el caso es que Carmen sanó. Normalmente la quimioterapia debería haberla dejado hecha polvo, pero yo siempre que la veía la encontraba como una moto. Hasta el punto de que le decía a mi hermana (la mamá de la criatura, como ya os habréis imaginado hace rato): “si está así enferma, ¡cómo estará cuando esté buena!” Bien, confirmo que estando curada, goza de actividad y alegría a prueba de adultos. ¡Incombustible!

Dada la recuperación, en el posado navideño de este año lucirá una buena mata de pelo. Y como prueba de ello, la foto que acompaña esta entrada en la que se la ve alimentando a su hermana mayor con un peine. La mencionada y gracil hermana es María -¡MARÍA, ya te tengo en cuenta, para que veas!-. Para los interesados, su teléfono es el.... ¡Se me ha olvidado! ; D

Hay que decir que la realización de la fotografía ha corrido a cargo de otra hermana, la muy profesional Inma, quien, como se puede comprobar, ha decidido darle un toque artístico enforcando la lámpara, la estantería y el espejo del fondo, siempre siguiendo la línea de la escuela flamenca.

Y como me he alargado más de la cuenta y el futuro está por hacer, concluyo aquí mi relato. Espero que os haya gustado y que compartáis con nosotros la felicidad de saber que un ángel sonriente sigue campando por sus respetos en la sede principal del anarcocatolicismo español. ¡Salud y bien!

jueves, 2 de diciembre de 2010

Un Belén para el Papa



"Ángelo", que escribe el magnífico blog Siete en familia, nos propuso a sus lectores que le enviáramos fotos de Belenes caseros para hacer un montaje navideño y regalárselo al Papa. Acepto feliz su invitación y aporto mi granito de arena. Aquí está la foto de mi Belén familiar. Son los tres hijos menores de mi hermana (al resto también os quiero mucho pero tenéis peor posado que vuestros hermanos).

Santi en el papel de San José, rompiendo con la representación clásica de “santo con boca cerrada”. ¿Por qué San José no iba a cantar villancicos?, ¿eh? ¡Bien, Santi! Quedamos entonces en la lograda caracterización de San José entonando un villancico mientras rasca al niño Jesús, al que debe picarle el hombro. Se trata de la típica actitud rascadora tan bien ilustrada por pintores de la talla de Fra Angélico, Rafael o Velázquez. (Que todavía no se hayan encontrado esos cuadros es otro cantar; pero tiempo al tiempo).

La Virgen María es Pilar -somos de Zaragoza y en algo se tiene que notar. ¡Viva la Virgen del Pilar!-. Es un rato guapa, ¿verdad? Es que la mitad de los genes proceden de mi familia y está claro que en su caso han debido ser los dominantes. El padre es muy simpático, mejor persona, y con un excelente gusto para elegir mujer; pero el físico... ¿Por dónde íbamos?

¡Ah, sí! Ahora le toca el turno al niño Jesús. Lo sé, parece un Buda bendiciendo con una mano y haciendo ejercicios de estiramiento con la otra, pero es el niño Jesús. Hay que decir que “el pequeño” tiene trampa, porque es “niña”, pero no pasa nada: no se ven los pendientes y el pelado craneal facilita su caracterización. Jesús en realidad se llama Carmen, y aún conserva los mofletes pese a lo mucho que intento quitárselos a besos cada vez que la cojo. Nunca me han gustado los favoritismos entre hermanos: ni los he padecido de pequeño, ni los he infligido de mayor, pero aquí hago una sola excepción: Carmen ¡te tengo enchufada! Porque sí, porque me parece a mí, y porque lo digo yo.

Cuando se tomó esta foto Carmen estaba siendo tratada de leucemia, de modo que el “corte de pelo” tampoco es tal, sino consecuencia de la quimioterapia. Es una auténtica superviviente. Según la ley española (la de antes y la de ahora) su vida en el útero materno no valía nada. Según la ley inscrita en los corazones de mi hermana y mi cuñado, su vida lo valía todo. Ya veis, diferentes legislaciones con respecto a los niños con síndrome de Down. ¿Multiculturalismo? Dejémoslo estar.

Carmen vino al mundo con un serio problema cardiaco que hubo de ser operado a los pocos meses (en las ecografías ya lo habían detectado). ¡Qué horror para los contribuyentes cargar a la Seguridad Social “algo” así! Pues quedó muy bien, gracias (gracias a Dios y a unos médicos, enfermeras y voluntarios fabulosos, y gracias también a los cotizantes a la Seguridad Social que ahora podéis tener la satisfacción de saber que al menos una parte de vuestro dinero ha ido destinada a que este ángel esté entre nosotros. Así que gracias a vosotros también). El arreglo del corazón le permitió sobreponerse al tratamiento de la leucemia que se le detectó después; si no, ni en broma.

Y con estos estupendos modelos ya tenemos la foto del nacimiento, realizada con una sofisticada técnica fotográfica de nombre algo largo y farragoso, el cual enunciaré para disfrute de los expertos en imagen que me leen. Se llama: “aprieto el botón de la cámara y rezo porque se enfoque bien sola y salte el flas de una puñetera vez o de lo contrario Carmen se cansará y no habrá mueca, ruido, ni objeto que la haga estarse quieta y mirar hacia aquí”.

Espero que os guste, y aprovecho para desearos por anticipado a todos (a todos sin excepción) unas felices navidades. (Por no excluir no excluyo ni siquiera a los Herodes que habrían justificado el asesinato de este “niño Jesús”). ¡Feliz Navidad!



PD. Para otro año se admite cesión temporal de mula y buey. Abstenerse ganado con piojos, ya que trienalmente conseguimos nuestro propio lote donado anónimamente por algún generoso niño del colegio.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La pizza políglota



Era la primera vez que viajaba al extranjero y mi estancia iba a prolongarse durante todo un curso. Agraciado con la Beca Erasmus, mi destino era la ciudad inglesa de Portsmouth.

Después de todo un día viajando (Zaragoza-Barcelona-Londres-Portsmouth) un grupo de seis estudiantes aragoneses llegábamos felices y cansados a nuestro destino. A mí me asignaron una especie de pensión familiar regentada por un marinero miembro de la cofradía del puño –no, no era comunista, era un “agarrado”-.

El caso es que pese a lo avanzado de la hora (las 11:00 PM es muy tarde en el país de los Beatles) el casero no se dignó darme la cena, de modo que hube de acudir en solitario a una cercana pizzería.

Allí atendía una dependienta heavy acompañada, en mi lado del mostrador, por dos colegas de largas melenas. La música sonaba a todo volumen en un radiocasete que había sobre una balda.

He de aclarar que en aquel entonces mi inglés no es que fuera malo, sencillamente no era. Como decía Parménides: “el ser es, y el no ser no es”. Bueno, pues en mi caso no era. Comparado con mi nivel lingüístico, Tarzán de los monos era una eminencia académica y catedrático de Filología.

El caso es que cuando miré el menú me tope con una larga serie de palabras ininteligibles y dos únicos precios (en libras, para más INRI). ¿Dónde estaban la “pizza Carbonara”, la “Fruti di Mare”, la “Napolitana”? Mi primer contacto con las letras inglesas y no entendía una papa.

La dependienta me miraba expectante. ¿Qué iba a pedir?

Me eché el mundo por montera y señalé uno de los precios -el más barato, que como rezaba el lema reivindicativo de aquellos tiempos: “¡Somos estudiantes y no maleantes!”-.

Pensé que tenía la cuestión resuelta, pero parecía ser que no, pues la chica comenzó a preguntarme algo que a mí me sonaba a suajili. Tenía que explicarle que no la entendía, así que con mi acento macarrónico le dije:
- I don´t know.
En aquel momento yo estaba convencido de que le estaba diciendo: “No entiendo”. ¡Pobre de mí! En realidad afirmaba “No lo sé”. Así que ante mi respuesta, la pizzera continuaba lanzándome nuevas preguntas y yo contestando una y otra vez lo mismo. Como aquello parecía que no iba a acabar, decidí que lo mejor sería darle la razón y decirle “sí” a todo. Pregunta, pues yo “yes”. Otra pregunta: “yes”. Otra más: “yes”. Yo veía que a cada “yes” mío la chica marcaba una crucecita en el papel; de modo que no lo debía estar haciendo mal del todo. Yes, yes, yes, yes... Al cabo de un rato había perdido la cuenta de los “yes” que había pronunciado, pero mi interrogadora por fin dejó de hacer cruces y se puso a preparar la dichosa pizza. Mi oratoria la había derrotado. ¡Victoria!

El relieve de aquella pizza es indescriptible. Tenía de todo, literalmente. Jamón, champiñones, atún, huevo, anchoa, salmón, maíz, todos los tipos de queso que puedan producir los mamíferos en general y las vacas en particular, carne picada, sucedáneo de cangrejo, olivas, piña, etc., etc., etc.

He de confesar que en aquellos momentos lo que menos me preocupaba era lo voluminoso del asunto. Lo único que quería era pagar y salir de allí con mi trofeo. Le entregué el billete más grande que tenía y me dio las vueltas. ¡Prueba superada! Mi primera toma de contacto con la lengua de Shakespeare había sido todo un éxito. Al menos eso pensaba yo.

Naturalmente, pese al mucho apetito que tenía, no me pude comer más de una cuarta parte de aquel engendro. La casera me guardó el resto en la nevera por si lo quería para otro momento, pero al cabo de un par de días fue a parar a la basura.

Lo más grave del caso es que hasta transcurrida una semana yo no comprendí lo que había pasado. El sistema de petición de pizzas allí es diferente. Uno pide la base que quiere (afortunadamente pedí la mediana y no la grande) y a partir de ahí empieza a elegir los ingredientes que quiere añadirle. La dependienta comenzó preguntándome si quería cebolla o lo que fuera; al tratar de responderle que no la entendía, lo que le decía era “no lo sé”. Imagino que pensaría: “si no lo sabe él, lo voy a saber yo”. Así que repetía su pregunta de nuevo, hasta que me decidí a decirle sí a todo. En ese momento comenzó el maratón gastronómico: “¿Pepinillo?” Yes. “¿Pimiento?” Yes. “¿Mozzarella?” Yes. “¿Salchicha?” Yes... Ellos siempre dicen “yes”.

Si la música era heavy, la pizza lo fue más. Traducido a lo musical, una mezcla de Iron Maiden, ACDC y Mötorhead agitados y bien revueltos. Con todos aquellos ingredientes, del precio mejor ni hablamos.

Sólo diré que aquella experiencia me hizo aprender un par de cosas: que un estómago a los veinte años lo aguanta todo, y que si aprender un idioma es caro, no saberlo todavía lo es más.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Carta a Cyrano de Bergerac


Querido Cyrano:

Anoche estuve contigo, y tu compañía me salvó, una vez más, de caer en el hastío y el pesimismo. Oírte hablar, gustar tus versos, constatar tu valor; ¡qué grandes gestos!

Por unos instantes tu presencia acalló los graznidos de los que gobiernan, dictaminan, se encaraman en sus puestos; pregonan en sus estrados, y se glorian de lo abyecto.

Cómo palpitaban tus palabras en mi pecho, ensanchado por tu aliento, con un punto de estremecimiento.

Hoy quisiera hacerme eco de aquellos vigorosos versos donde rehusas prebendas, mercedes, riquezas, premios.

Bien pudieran esculpirlas en recias letras de acero, como reproche a mi tiempo, como brújula y deseo de que sirvan a los hombres y sonrojen a los necios:

"¿Y qué tengo que hacer?
¿Buscarme un valedor poderoso, un buen amo, y al igual que la hiedra, que se enrosca en un ramo buscando en casa ajena protección y refuerzo, trepar con artimañas, en vez de con esfuerzo?

No, gracias.

¿Ser esclavo, como tantos lo son, de algún hombre importante? ¿Servirle de bufón con la vil pretensión de que algún verso mío dibuje una sonrisa en su rostro sombrío?

No, gracias.

¿O tragarme cada mañana un sapo, llevar el pecho hundido, la ropa hecha un harapo de tanto arrodillarme con aire servicial?
¿Sobrevivir a expensas de mi espina dorsal?

No, gracias.

¿Ser como ésos que veis a Dios rogando –oh, hipócritas malditos– y el mazo dando? ¿Y que, con la esperanza de alguna sinecura, atufan con incienso a quien se les procura?

No gracias.

¿Arrastrarme de salón en salón hasta verme perdido en mi propia ambición? ¿O navegar con remos hechos de madrigales y, por viento, el suspiro de doncellas banales?

No gracias.

¿Publicar poniendo yo el dinero de mi propio bolsillo?

Muchas gracias, no quiero.

¿Hacerme nombrar papa en esas chirigotas que en los cafés celebran, reunidos, los idiotas?

No gracias.

¿Desvivirme para forjarme un nombre que tenga el endiosado lo que no tiene de hombre?

No, gracias.

¿Afiliarme a un club de marionetas? ¿Querer a toda costa salir en las gacetas? ¿Y decirme a mí mismo: no hay nada que me importe con tal de que mi ingenio se cotice en la Corte?

No, gracias.

¿Ser miedoso? ¿Calculador? ¿Cobarde? ¿Tener con mil visitas ocupada la tarde? ¿Utilizar mi pluma para escribir falacias?

No gracias, compañero.
La respuesta es: no gracias.

Cantar, soñar, en cambio. Estar solo, ser libre.
Que mis ojos destellen y mi garganta vibre.
Ponerme, si me place, el sombrero al revés,
batirme por capricho o hacer un entremés.

Trabajar sin afán de gloria o de fortuna.
Imaginar que marcho a conquistar la Luna.

No escribir nunca nada que no rime conmigo y
decirme, modesto:
ah, mi pequeño amigo, que te basten las hojas, las flores
y las frutas, siempre que en tu jardín sea donde las recojas.

Y si por suerte un día logras la gloria así,
no habrás de darle al César lo que
él no te dio a ti.

Que a tu mérito debas tu ventura, no a medra,
y en resumen, que haciendo lo que no hace la hiedra,
aun cuando te faltare la robustez del roble,
lo que pierdas de grande, no te falte de noble."
Gracias por este credo, Cyrano. Por siempre te sean dadas.
Rafael

jueves, 25 de noviembre de 2010

DIÁLOGOS PEQUETÓNICOS: EL BANQUETE (bueno, más bien "El Desayuno")




Una nariz chata, 2 coletas, 16 kilogramos, 7:40 de la mañana. Ante ella el vaso con zumo de naranja reposa todavía intacto. Deja de enredar con los cereales que hay sobre la mesa y me mira muy atenta:

- Papá, ¿quién es más importante: Dios, las personas o la comida?

Me tomo un par de segundos para valorar bien la respuesta. Finamente, arranco:

- El más importante es Dios.
- ¿Y después?
- Las personas.
- ¿Y luego?
- La comida.

Todavía no me he dado cuenta de que estas preguntas no son sino el principio de una construcción argumental.

- Papá, entonces ¿quién manda más, Dios o las personas?
- Pues Dios.

Me ha llevado al terreno que ella quería. El pequeño predador verbal siente que su adormecida presa está a su alcance y se lanza como un relámpago sin dejar entrever el menor atisbo de duda.

- ¡Lo ves! ¡Entonces nosotras no os tenemos que hacer ningún caso!

Es más que una afirmación; es un grito de júbilo.

No puedo evitar estallar en una carcajada. Es la derrota más divertida que he sufrido en mucho tiempo. Lo sé, ha usado un argumento falaz. ¡Pero es que tiene tres años, qué caramba!

Ni el suceso está a la altura del Gorgias de Platón, ni la pequeña sofista que se alza victoriosa frente a su zumo es Protágoras, ni por supuesto un servidor le llega a Sócrates a la altura de las sandalias (entre otras cosas porque solía ir descalzo), pero si la cosa sigue así, los diálogos de sobremesa prometen. Ya lo creo que prometen...

Papelitos

"Le entregaron el volumen del profeta Isaías, desenrolló el volumen y halló el pasaje donde estaba escrito:

. «El Espíritu...»

Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles...
"



Escenario 1: Un político sale a la tribuna, saca un papelito del bolsillo y se pone a leer su respuesta al anterior ponente.

Escenario 2: El obispo se acerca al atril y comienza a leer la homilía que ha preparado minuciosamente proveyéndola de abundantes citas y referencias.

Escenario 3: El afamado escritor comienza la presentación de un programa de televisión declamando lo que le chivan por un “pinganillo” dispuesto en su oído. El texto lo ha redactado días antes volcando en él todas sus dotes literarias.

Situación de los oyentes en los escenarios 1, 2 y 3: Pérdida de interés, dificultad en seguir el hilo argumental, aburrimiento, aburrimiento, aburrimiento...





Señores políticos, obispos y oradores en general, vamos a ver si nos enteramos. No es lo mismo el lenguaje hablado que el escrito. Un texto literario está concebido para ser leído, y su exposición hablada dificulta su inteligibilidad. Cuántas veces sucede que alguien se topa con un escrito interesante y se decide a leérnoslo en voz alta, pero a poca complejidad que tenga, se nos hace tan trabajoso seguirlo que preferimos que nos lo dé y leerlo nosotros mismos.

Además, salvo que uno se llame Constantino Romero, la calidad en la dicción que hay que tener para que un texto leído en voz alta sea atractivo raya en lo imposible.

Por favor, limiten sus pretensiones de precisión y brillantez, y sean considerados con su audiencia. Llega mucho más un discurso sentido y expuesto con cierta espontaneidad (que paradójicamente puede estar muy preparado) que la escucha de una perorata leída. No puedo imaginar a Cicerón leyendo sus discursos, ni a Jesús conmoviendo a sus seguidores mientras leía en alta voz las parábolas.

No nos lean, que eso sabemos hacerlo solitos. ¡Háblennos!

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Los amos del tiempo


Roma ha sido una de las construcciones políticas más longevas. Desde su fundación en 753 a.C. hasta la caída del imperio en 476 d.C. transcurrieron 1.226 años.

El Imperio Turco abarca desde 1.299 hasta 1.923, en total 624 años.

Los primeros textos escritos de los que tenemos constancia, se realizaron en Mesopotamia en el 3.500 a.C. En esa época el Sahara era un vergel poblado de animales, como muestran los restos arqueológicos y las pinturas rupestres.

En torno al 6.500 a.C. se formó el Canal de la Mancha que separa las islas Británicas y el continente europeo.

10.000 años a.C. el centro de Francia era volcánico.


Hoy generamos residuos nucleares provistos de plutonio-239, isótopo empleado para la fabricación de bombas nucleares que no existe en la naturaleza. Es altamente tóxico (se estima que un solo gramo podría provocar el cáncer a un millón de personas). Su emisión radioactiva tiene una duración de... 250.000 años.

Es nuestro regalo para las próximas 16.666 generaciones (siguiendo el cómputo generacional de Ortega y Gasset), que van a poder jugar una tras otra a la ruleta rusa nuclear.
Somos los listos de la historia. Somos los amos del tiempo.

lunes, 22 de noviembre de 2010

"La libertad es la esclavitud"



Hay muchas novelas literariamente mejores, pero pocas son tan certeras a la hora de describir los resortes del totalitarismo. Me refiero a 1984, de George Orwell.

En el libro se narran los avatares de un hombre llamado Winston que viviendo dentro de un sistema totalitario busca disponer de un resto de vida personal y auténtica.

Lo más llamativo es que los mecanismos totalitarios que operan en ese mundo de ficción nos son familiares, y no sólo porque los descubramos en los regímenes oficialmente dictatoriales, sino porque los vemos desplegarse dentro sociedades democráticas como la nuestra.

Aquí recojo algunos fragmentos de la citada obra, y que cada cual juzgue:

“Si el partido podía alargar la mano hacia el pasado y decir que este o aquel acontecimiento nunca había ocurrido, esto resultaba mucho más horrible que la tortura y la muerte (...)

Y si todos los demás aceptaban la mentira que impuso el Partido, si todos los testimonios decían lo mismo, entonces la mentira pasaba a la Historia y se convertía en verdad. «El que controla el pasado –decía el slogan del Partido-, controla también el futuro. El que controla el presente, controla el pasado»...

Winston dejó caer los brazos de sus costados y volvió a llenar de aire sus pulmones. Su mente se deslizó por el laberíntico mundo del doblepensar. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y no obstante recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesita y luego olvidarlo de nuevo; y, sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo.



(O´Brien) – Entonces, ¿dónde existe el pasado?
(Winston) - En los documentos. Está escrito.
- En los documentos... Y, ¿dónde más?
- En la mente. En la memoria de los hombres.
- En la memoria. Muy bien. Pues nosotros, el Partido, controlamos todos los documentos y controlamos todas la memorias. De manera que controlamos el pasado, ¿no es así?



El poder no es un medio, sino un fin en sí mismo. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace una revolución para establecer una dictadura.



¿No comprendes, Winston, que el individuo es sólo una célula?



- Si tú eres un hombre, Winston, es que eres el último. Tu especie se ha extinguido; nosotros somos los herederos. ¿Te das cuenta de que estás solo? Te encuentras fuera de la historia, no existes.



La cordura era cuestión de estadística. Sólo había que aprender a pensar como ellos pensaban (...)

¡Qué fácil era todo! Rendirse, y lo demás venía por sí solo. Era como andar contracorriente y que le echaran a uno hacia atrás por mucho que luchara contra ella, y luego, de pronto, se decidiera uno a volverse y nadar a favor de la corriente. Nada había cambiado sino la propia actitud.”


jueves, 18 de noviembre de 2010

Cuando el crimen prospera... porque preferimos no ver



El médico extrae el líquido amniótico en el que durante más de seis meses ha vivido y crecido plácidamente la pequeña niña. A continuación, con la desenvoltura que da el oficio, inyecta en su lugar la solución salina que provocará la muerte de la criatura en el plazo de 12 horas. La agonía quedará oculta en el vientre materno, de modo que nadie contemplará el proceso abrasivo que se acaba de iniciar. Al envenenamiento acompañará la deshidratación y la hemorragia cerebral, y después un parto prematuro en el que asomará... sólo un cadáver.



¿Cómo ha podido realizar un acto semejante? El médico prefiere no entrar en disquisiciones. La ley está de su parte, y punto.

¿De qué ley estamos hablando? ¿La de 1985?, ¿o tal vez la de 2010? Para el caso, tanto da, ambas le han permitido realizar su lucrativo "trabajo" de exterminador desde hace décadas.

El ritual se viene repitiendo incesantemente y de forma creciente, con la trituradora descuartizando cada vez más cuerpecillos. El color del partido político en el gobierno ha sido totalmente indiferente y, por lo que anuncian los propios candidatos, más allá de sus elusivas florituras verbales, ninguno tiene intención de detener la macabra rutina.

Y aquí una gráfica con cantidades (provistas de muchos ceros) en la que se recoge el número de abortos reconocidos en España entre 1991 y 2002 (tradúzcase cada una de las "unidades" a "niños/as"):

Por cierto, las cifras oficiales superan desde 2006 los 100.000 abortos anuales.

¡No son simples números, son niños! ¡Niños, sí, niños! Y no hay proyecto político que pueda justificar la aniquilación de uno solo de ellos. Son vidas únicas e irrecuperables.

Desde este momento debes tener algo muy claro: nadie, repito, nadie, va a venir desde arriba a parar esto.

¡Sí a la vida! ¡Sí a la protección de la infancia! Tú y yo somos la única esperanza.

Epidemia de huérfanos



Carlos fue compañero mío de clase desde los seis años. Tenía un hermano y una hermana y eran huérfanos de padre. Nunca hablábamos de eso porque, aunque niños, todos comprendíamos que era una cuestión muy sensible; una privación que el destino había impuesto a sus vidas.

A Ricardo lo conocí bastantes años después; algo más joven que yo, compartía con Carlos la temprana orfandad paterna. Todavía cuando nombra a su progenitor lo hace con respeto, cariño y manifiesta admiración. Pese a su ausencia, tienen en su vida un modelo de conducta.

Hoy nuestra sociedad se ha llenado de huérfanos. Con una orfandad adulterada, como tantas otras realidades que nos acompañan, pero orfandad al fin y al cabo. Matrimonios y sucedáneos se rompen por doquier para reagruparse en distintas parejas que pueden quebrarse nuevamente y pasar a formar nuevas combinaciones. No es extraño que los niños queden de facto huérfanos, aunque teóricamente cuenten con multitud de “padres” y “madres” con los que pueden tener algún tipo de trato.

A esto hay que añadir las llamadas “familias monoparentales” en las cuales, por ejemplo, una mujer queda embarazada intencionadamente sin el menor propósito de darle un padre a su hijo. Aquí no hay una orfandad sobrevenida e indeseada, sino buscada y desprovista en origen del menor referente paterno. Esto, en vez de presentarse como una carencia, se muestra como una opción tan deseable como otra cualquiera.

Sin duda las víctimas principales de todo ello son los niños, desposeídos de su padre o su madre y carentes con frecuencia del referente personal que deberían tener en sus progenitores.

La demolición afectiva es brutal y su propagación se ha convertido en una auténtica epidemia.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La Ferroniere o el renacimiento inmarcesible


Eres un enigma, bello, inagotable. Eternamente joven, tu imagen atraviesa el tiempo dejando una estela de fascinación. ¿Qué miraban tus ojos? ¿Qué pensamientos albergaba tu corazón? Hay quien dice que tuviste una vida penosa y breve, entre sedas, deslealtades y cortesanos. Pudo ser, pero hasta nosotros sólo ha llegado un instante de turbador y luminoso esplendor. El drama y la hermosura, la lozanía y lo efímero, el lienzo y la vida; eres una radiante encarnación descarnada, una incógnita seductora e irresoluble; eres la bella Ferroniere.

lunes, 15 de noviembre de 2010

... quien os mate creerá que da culto a Dios...


Ayer, echando un vistazo a los blogs que sigo, me topé con un escrito especialmente conmovedor. Se encontraba en el fantástico blog Siete en familia y se titulaba: Me lleno de vergüenza. En él se exponía la situación de tantos cristianos en países de mayoría musulmana, y prestaba especial atención al caso de Irak.

Hoy en La Razón aparece otro artículo de una madre de familia paquistaní condenada a la horca bajo la acusación de blasfemar contra Mahoma.

Está claro que las palabras de Jesús no las dirigía sólo a sus seguidores de los primeros siglos, sino que poseen una actualidad plena:

"Os echarán de las Sinagogas. Y se acerca la hora en la que quien os mate creerá que da culto a Dios. Os harán esto, porque no conocieron a mi Padre ni a Mí. Pero yo os lo digo, para que cuando llegue el momento, os acordeis que ya os lo había anunciado (...) En el mundo tendreis tribulaciones; pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn. 16:2-33)
En otro escrito de este blog ofrecía el testimonio de un sacerdote egipcio, al que tuve la oportunidad de conocer. Hoy traigo aquí dos enlaces respecto lo que está pasando en Irak, el segundo de ellos es el que mostraba ayer Siete en familia. Espero que sean de vuestro interés:

1. Dios llora - Testimonio de la persecución de los cristianos en Irak

2. ¿Quiénes somos, nosotros cristianos de Irak?

(La foto que encabeza esta entrada muestra el "castigo" infligido a un cristiano en Argel)

Los políticos dan la talla (menguante)



Próximas elecciones en Cataluña. Campaña electoral con ecos nacionales. Hablan los políticos. ¿Hablan? A menudo escupen frases mientras un auditorio incondicional agita banderitas. ¿De dónde sale esa gente?, me pregunto perplejo mientras escucho cómo ríen la última sandez que se le ha ocurrido al orador de turno.

Nadie pide la encarnación de Cicerón, pero de ahí a expresar ideas propias de un alumno rezagado de la ESO va una distancia notable.

Es cierto que no todos se expresan de igual modo, pero el nivel general produce consternación. ¡Qué pena!, de verdad, ¡qué pena! Parece que todo vale siempre que dé réditos electorales. Luego llegará el día de la votación y repetirán la cantinela: “Es la fiesta de la democracia”. Pues si es así, hace días que nos la habéis amargado.

martes, 9 de noviembre de 2010

La Estrella Peregrina



La primera vez que vi “La Estrella Peregrina” en el estante de una librería, me llamó la atención su portada, pero al leer la reseña del reverso he de confesar que se desvaneció mi interés inicial:
En el Año Mil, tras el fallecimiento de su marido, la condesa de Conquereuil emprende peregrinación a Santiago de Compostela desde la Bretaña francesa, para postrarse ante el Apóstol, recibir la indulgencia y pedirle que haga crecer a su hija pequeña, que es enana y que, a causa de su deformidad, ha sido rechazada por las gentes y hasta por su propio padre, pues la han creído endemoniada.

Sale al camino con un séquito de 200 servidores…

Ninguna gesta histórica, ningún misterio, ningún gran héroe, el horizonte de una narración transcurriendo siempre en el mismo recorrido… Sí, lo reconozco, estoy afectado por los mismos gustos y prejuicios que el lector-tipo de mi época. Así que decidí ignorarlo.

Un mes más tarde, por circunstancias que no vienen al caso, aquel libro volvió a llamar mi atención. Era bastante grueso -561 páginas-. ¿Y si no me gustaba? ¡Pero quién dijo miedo! Tomé un ejemplar y me fui a caja para dar algo a ganar a la tienda, a la editorial, a los publicanos de la SGAE, y si quedaba algo, a la autora, quien después de haber cobrado todo hijo de vecino recibiría un diezmo de los réditos de su obra, como los pobres de la Biblia.

Tan pronto empecé a leer, emergió ante mí una historia llena de humanidad. Sus personajes adquirían verdadero relieve. Estaban dotados de una serie de inquietudes, flaquezas y anhelos comprensibles para todo hombre, pero a la par se incardinaban perfectamente en la Europa medieval en que discurre la narración. Cabe añadir que la crónica (pues este el estilo literario empleado) está salpicada de destellos de humor cervantino que en más de una ocasión me han llevado a reír a carcajada limpia.

El drama -drama, que no tragedia- es perfectamente verosímil, entrelazándose magistralmente los elementos que configuran la vida humana: azar, proyectos, creencias, cruce de trayectorias vitales, etcétera.

Una de las mayores virtudes de esta obra es su naturalidad y la falta de concesiones a lo políticamente correcto. Quien quiera encontrar una bucólica armonía de las tres religiones, una crítica implacable al sistema patriarcal de sometimiento histórico de la mujer, una exaltación de la lucha de clases o un democratismo atemporal, se va a llevar un chasco. Aquí lo que cuenta son una serie de historias humanas en un marco histórico concreto, tal cual más o menos pudo ser.

Ángeles de Irisarri nos ofrece el retrato de un tiempo sin edulcorar ni satanizar, deleitándose en la mera realidad provista de bondades e imperfecciones, y no por ello menos respetable. Las cosas fueron como fueron, no como nos gustaría o nos convendría que hubieran sido, y el conocimiento de esa época es lo que permite a la autora transitar por ella con absoluta confianza, sin necesidad de adjetivar ni dejarse arrastrar por maniqueísmos.

Así, en “La Estrella Peregrina” las mujeres gozan de un notable protagonismo. No son unos fantasmas de la historia, sino parte imprescindible de ella. Por ello sin su presencia el mundo resultaría ininteligible. Es más, para realizar su función no se ven en la necesidad de actuar masculinamente, sino que desde su propia condición femenina, obran, deciden, intervienen, comparten, gobiernan, obedecen, aciertan y yerran.

Es por tanto un mundo de hombres y mujeres. Con reyes que acuden a combatir al moro, y reinas que se hacen cargo del reino en su ausencia. Con niños que heredan coronas, y madres que actúan de regentes. Con abades que administran monasterios, y abadesas que gobiernan sus tierras. Con mercaderes que venden sus productos, y camareras que atienden a sus señoras. Con guerreros que reclaman sus soldadas y posaderas que hacen negocio alquilando habitaciones. Todos en trato constante, cada uno desde su función social, pero teniendo en cuenta el papel que el otro desempeña.

Otro elemento importante es la descripción de la Hispania del año mil (todavía circunscrita al norte peninsular). Los reinos cristianos están permanentemente amenazados. Almanzor está arrasando sus ciudades más importantes: Zamora, Salamanca, Burgos, el mismísimo Santiago de Compostela. Hispania toda es tierra de frontera, y eso implica precariedad y peligros permanentes. El Islam no es sólo otra religión o una cultura diferente, sino una amenaza real que enfrenta una concepción total del mundo y lo hace por las armas. La pervivencia de los enclaves cristianos no está clara. Cada palmo ganado a los moros con el esfuerzo de varios años se pude perder en una sola jornada.

La vida es insegura. Los caminos son dificultosos, hay bandidos, leprosos, lobos, el medio de transporte más lujoso es la grupa de un caballo; pero se cuenta con todo ello.

El orden es estamental y está bien asentado, dentro del marco de su tiempo, lo que no representa necesariamente una tiranía. Por ejemplo la protagonista, la condesa de Conquereuil, a la par de estar investida de poder sobre sus vasallos, tiene el deber de velar por su bien. De hecho demandan de ella que imparta justicia, que les consiga hospedaje y manutención, o que les pague lo debido. Desde luego no es una democracia ni hay un igualitarismo legal, pero eso no significa que todo se deje al capricho de los que gobiernan, sino que cada uno se ha de someter a una serie de normas vinculadas a su posición social. Por otra parte también los nobles mantienen una relación de vasallaje con otros nobles o reyes.

Y por último señalar lo más importante: los propios personajes y sus vicisitudes. La historia en sí, vamos. Como ya he adelantado, está cargada de humanidad, de frescura.

En primer lugar doña Poppa, condesa de Conquereuil, bella, generosa (rayando en lo pródigo), verdaderamente enamorada de su marido a quien pierde de forma inesperada, noble de cuna y de conducta, y por encima de todo, madre. Siempre pensando en sus hijas, la hermosa Mahaut y la menguada Lioneta, por quien está dispuesta a atravesar media Europa hasta Santiago y acabar sus días recluida en un monasterio.

Pero hay más figuras sobresalientes. Como don Morvan, el jefe de la tropa que custodia a la condesa; bravo, leal, de frente por la vida, acostumbrado a mandar y a ser el brazo ejecutor de las órdenes de su señora, aunque a menudo no las comparta. Su carácter queda perfectamente retratado en la escena en que doña Poppa y el grupo de bretones que la acompaña tratan de entrar en una catedral de Santiago rebosante de fieles; unos entrando, otros saliendo, otros durmiendo en el pavimento y estorbando el paso, de modo que “los bretones anduvieron como si pisaran huevos, hasta que don Morvan se hartó o fue que no estaba acostumbrado a ir de tal modo por la vida, sino, muy al contrario, con el camino expedito y mandando, por eso alzó la voz y gritó en franco:
- Pas a madame la comtesse de Conquereuil!
Lo dijo en lengua franca y todos entendieron, se apartaron más y los que estaban durmiendo se levantaron. Entonces los bretones pudieron caminar por la nave central hacia el altar…”

O la buena de doña Crespina, o la servicial doña Gerletta, o el fraile don Walid, o el negro eunuco Abdul, o la singular amazona doña Andregoto, o la reina doña Elvira, o tantos otros personajes que van tejiendo una trama sugestiva y entrañable.

En definitiva, se trata de una obra deleitable, y escrita con el talento preciso como para trasladar al lector a los albores del segundo milenio sin necesidad de artificios ni solemnidades. Muy recomendable.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Conferencia de Francesco de Nigris: "Nacidos para amar (el amor en Julián Marías)"



(Sábado, 30/10/2010) Jamás nos habíamos visto; sin embargo, en distintas ocasiones nos habíamos cruzado correos electrónicos y llamadas acompañadas de largas y sustanciosas conversaciones.

Por fin llegaba la ocasión del contacto cara a cara; de la conversación distendida y cercana. Francesco de Nigris venía a Zaragoza invitado por la Sociedad Aragonesa de Ciencias y Humanidades (SACH). Se trataba del más joven discípulo directo de Julián Marías. Los cinco últimos años de vida del filósofo lo acompañó a diario, disfrutando de una exclusividad impensable apenas unos años antes, cuando la agenda de Marías era un apretado mosaico de conferencias, viajes, artículos, congresos, libros y compromisos mil.
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Durante este tiempo de convivencia, Francesco no sólo se empapó del pensamiento de Marías, sino que pudo experimentar la filosofía vivida; el trato cotidiano con la persona que engendró un modo de pensamiento y a su vez fue consecuencia de esa forma coherente de aprehensión de la realidad. Nada puede suplir al contacto personal.
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Hoy podrán existir filósofos platónicos, aristotélicos, tomistas o kantianos, pero no sensu stricto discípulos de Platón, Santo Tomás o Kant, pues estos maestros perecieron siglos ha, y no es posible el intercambio y convivencia con ellos.
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Recojo a Francesco en la estación de tren y acudimos al lugar del evento. Ya hay gente esperando. Falta media hora pero los seguidores de Marías en Zaragoza tienen hambre de aquella claridad que el autor de España Inteligible imprimía a todas sus palabras. ¿Merecerá la pena la espera?, se debe preguntar más de uno que desconoce quién es De Nigris.
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Al fin comienza el acto. En primer lugar presento al ponente. Procuro ser breve, pues no han venido a escucharme a mí, sino al joven filósofo italiano que tan pronto comienza su disertación muestra una claridad, lucidez y elevación intelectual absolutamente excepcionales. Las palabras brotan en una armónica sucesión de argumentos que van alumbrando los distintos aspectos que configuran la realidad personal del hombre: libertad, responsabilidad, moral, relación, intimidad, y como vértice de todo ello, nuestra condición amorosa.
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De vez en cuando observo al público para constatar cómo el ponente ha conseguido cautivarlo. Ninguna palabra es vana. Cada formulación recoge con elegancia y rigor conceptos capaces de clarificar la realidad que nos constituye. Y en este estilo se hace patente el magisterio orteguiano.
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La exposición se cierra con la propuesta de una teología de inspiración raciovitalista pendiente de desarrollar. Apenas Francesco concluye, el público le ofrenda un aplauso sostenido cargado de gratitud.
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Las preguntas no se hacen esperar. Hay ansia de conocer más, de entender, de ampliar. Finalmente me veo obligado a dar por concluido el acto impidiendo que la sucesión de preguntas lo prolongue más de lo prudente. Pero el público no quiere marcharse; permanece en pie, en pequeños grupos, tratando de prolongar una jornada memorable. Todos nos sentimos vivificados.
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Poco a poco conseguimos ir despidiendo a las amables personas que nos han acompañado. Son más de las dos y unos cuantos amigos de la SACH vamos a tener el gusto de invitar a Francesco a una comida ¡italiana! Queremos que se sienta como en casa. Entre pizza y plato de pasta la conversación discurre amena. Todos estamos deseosos de saber más sobre él y su maestro.
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Francesco va dejando en nosotros una impresión de autenticidad no desprovista de dramatismo. Esta sensación se irá confirmando a lo largo de la tarde, entre cafés y visitas a La Seo y El Pilar.
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A última hora acudimos a despedirle a la estación de tren el presidente de la SACH, Juan López, y yo mismo. Por la mañana habíamos dado la bienvenida a "un discípulo de Julián Marías"; ahora teníamos que decir adiós a un amigo. Ha sido un día especial con un protagonista especial. Ya sólo nos cabe esperar el reencuentro. Deseamos que sea pronto.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

¡Que viene, que viene, psss, psss...!



Cuando éramos pequeños si algún adulto nos advertía de que se iba a producir un acontecimiento importante, mostrábamos nuestro nerviosismo alborotándonos. Corríamos, gritábamos, saltábamos. Yo no sé si con la próxima visita papal hay quien ha entrado en una fase pueril extrema que le lleva a hacer cosas bastante extrañas, hasta el punto perder el más elemental sentido del ridículo.

En concreto pienso en el hecho de que algunos prohombres de esos a los que se les llena la boca con la libertad de los pueblos, los derechos lingüísticos y el Sursum Corda han advertido al Papa de que tiene que dirigirse a los fieles en catalán o en gallego, según se tercie; que para algo su territorio es un país, un continente, o incluso una galaxia provista de sus propias leyes físicas; ¡ojito! Por supuesto, estas mismas personas si van al pueblo natal del Papa (Marktl, impronunciable para mí) no hablarán en bávaro, básicamente porque lo desconocen. Probablemente tampoco en alemán, por la misma razón, así que apañaditos y gracias si chapurreando en inglés consiguen hacerse entender por los nativos del lugar.

Pero a la hora de exigir. ¡Ah, amigo, a la hora de exigir! El Papa no sólo ha de hablar bien alemán, inglés, francés, español, italiano, latín, griego... sino también el catalán y el gallego (a ser posible con acento de Orense); aunque el cincuenta por ciento de la población de Cataluña y Galicia no lo empleen por mucho que se empeñen los comisarios lingüísticos de los respectivos territorios.

Conste que las dos lenguas me son simpáticas a pesar de los iluminados que las enarbolan como bandera política. Si me agradan es fundamentalmente por las personas brillantes que históricamente las han utilizado, como Alfonso X el Sabio, rey de Castilla, quien glosaba sus poesías en gallego (qué decir de la extraordinaria Rosalía de Castro), mientras el genial filósofo Raimundo Lulio lo hacía en catalán. (Otras geniales figuras también lo hicieron, como Joan Maragall, Eugeni D´Ors, etc.)

Pero a lo que iba, a esas luminarias que advierten al Papa de que se dirija a los fieles en catalán o gallego les importa un comino el cielo al que señala el Santo Padre. Para ellos lo relevante es si lo hace con el dedo índice o con el anular, "porque aquí se hace con el anular, y si no, no lo queremos". Se irá el Papa y seguirán sin haberse enterado de la cúpula celeste que les cobija. ¿Para qué, si su ombligo es el universo?

Por cierto, si acudieran Nelson Mandela, Woody Allen, o Bono de U2, ¿también les exigirían que hablaran en catalán o gallego? Alguno ya ha estado por allí y no he oído nada parecido. Curioso, muy curioso.

El túnel de los horrores


Lo llaman telediario (o informativo) pero bien podrían titularlo "el túnel de los horrores". Tras una noticia macabra surge otra más impactante, pues de causar impacto se trata. Si ya de paso pueden poner alguna imagen sanguinolenta, el éxtasis es completo.
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Todavía recuerdo, cuando era niño, que al producirse algún asesinato la imagen que mostraba la televisión era la de la silueta de tiza marcada por la policía en el lugar del crimen. Además se guardaba un pudoroso respeto para con el dolor de las familias. (Aunque no se lo crean los periodistas, no todos queremos salir en televisión). Nada de acosarlas, nada de querer "destapar" el suceso ante ellas. Eso ahora suena a chino. Es más, si los familiares y amigos se enteran por los medios de prensa del fallecimiento de un ser querido, las cámaras se precipitarán sobre ellos para mostrar la desgarradora imagen que ha de conmover a la audiencia. Porque la audiencia lo es todo, sí señor.
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Y como a fuerza de vísceras y llantos la gente se va inmunizando, habrá que buscar cada vez imágenes más espectaculares para que las "cuotas de pantalla" no se vengan abajo.
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Eso sí, como premio de consolación nos mostrarán la última sofisticación gastronómica tan del gusto de los paladares exquisitos. Entre hígado y cráneo, un sorbete de mandarina a las finas hierbas, por favor.

jueves, 28 de octubre de 2010

¡No pasa nada!



¡Qué lista es mi chica!

Mi hija pequeña se ha echado todo el yogurt líquido por encima. Le había advertido varias veces que dejara de enredar, pero no ha hecho caso y ha pasado lo que tenía que pasar. Se declara culpable pero inmediatamente se absuelve:

- Papá, se me ha caído el actimel, pero no pasa nada.

Lo cierto es que la coletilla final acompaña todas sus “hazañas”. Igual da que rompa un vaso, se le escape el pipí o meta las manos en la nocilla. Tras reconocer el desaguisado añade un sereno: “pero no pasa nada”.

Desde luego promete, ha venido al país adecuado. Aquí uno roba un furgón con tropecientos millones de euros, se fuga a otro país con el dinero para gastarlo en prostitutas y drogas, y cuando lo detienen se convierte en una celebridad. Graba discos, firma libros, concede entrevistas, y es que “no pasa nada”.

Al político de turno lo pillan en una vil mentira, y no sólo permanede en su cargo, sino que se crece, se vuelve más “mediático” y es una referencia de primer orden dedicada a acusar de falsedad a todo bicho viviente. ¿Cómo no va a ser así, si aquí “no pasa nada”?

O a los responsables locales del partido político naranja, amarillo limón o violeta, tanto da, los cazan cobrando sobornos y no sólo no sufren el vilipendio público, sino que son jaleados por sus húestes y respaldados electoralmente. ¡Adelante muchachos, “no pasa nada”, esto es España!

Ya cantaba Loquillo aquello de: “si todos somos ladrones, el delito sólo puede ser que te pillen con la mano en el pastel”.

Hija mía, si sigues así, te auguro un futuro prometedor.

miércoles, 27 de octubre de 2010

¿A qué juegan?



Se llama Mari Carmen, necesita 150 euros porque se le ha estropeado la cisterna del baño y no tiene para pagar. Cobra 710 €/mes de la prestación del desempleo y entre el alquiler, comer y pagar las facturas apenas llega a fin de mes. Además estos ingresos tienen una próxima fecha de caducidad. ¿Y después?. "Media ciudad debe tener mi número de teléfono. Ya no sé dónde más dejarlo", me dice justo antes de ponerse a llorar. Ahora calla, trata de contener el llanto. No quiere que yo lo note; le da pudor.

Le digo unas palabras amables: "Ya verás, todo se arreglará. Luego esto será como un mal sueño". Me confiesa que se le pasa por la cabeza tirarse al río. Veo que no es una frase hecha ni una broma, pero intento quitarle hierro a la cosa para que no se agobie. "No mujer, si ahora el agua está muy fría. ¿A dónde vas a ir luego toda mojada?" Esboza una sonrisa. Es como si dudase entre reir o llorar. Parece que desdramatizar sus malas tentaciones ha surtido efecto, al menos momentáneo.

Le facilito el teléfono de una empresa de limpiezas para ver si necesitan gente. Es el gremio en el que ha estado trabajando durante toda su vida. El último año estuvo contratada para limpilar unas instalaciones deportivas; se levantaba a las cuatro de la madrugada y a las cinco ya estaba en el tajo. Los dos últimos meses dejaron de pagarles hasta que los echaron a todos. El escaso salario que ha ido cobrando a lo largo de estos años le ha dado para ir tirando; aquí no hay "colchón" que valga. Sé que en estos momentos es muy difícil que tengan algo para ella; casi imposible. Pero no se me ocurre otra cosa que poder hacer.

Nos despedimos. Me da las gracias, aunque poco he podido hacer más que escucharla.

Cuando la veo marchar una ola de frustración me invade. A mi mente viene la imagen de los políticos. -¿"Nuestros" políticos, se dice?- Últimamente están enzarzados en si tú me has llamado morritos o tú a mí pijo. ¿No tienen otra cosa en la que ocuparse? ¿No pasa nada más en España? ¿Nos están tomando el pelo? ¿En qué mundo viven? ¿Para qué creen que están ahí? ¿A qué juegan? Las preguntas indignadas se disparan en mi mente. No pido que den trabajo, no están ahí para eso; sí que se desvivan porque otros puedan crear empleo, y trabajar. Y, sobre todo, pido de ellos que sean ejemplares, que no vayan blindando sus pensiones y privilegios; y que si no quieren hacer nada por lo menos no den la nota con vanalidades y bobadas pueriles.

He perdido de vista a Mari Carmen. Llevaba el papelito con la dirección que yo le he dado aferrado en la mano, como si fuera el visado que le va a abrir las puertas de la felicidad. Me siento mal, muy mal. Mañana muy temprano volveré a pasar frente a la larga cola del paro, donde todos miran silenciosos esperando a incorporarse a las listas de la desesperanza, mientras yo me dirijo acelerado a mi trabajo. En ese momento el privilegiado seré yo. Más me vale no olvidarlo, o me pareceré demasiado a los que nos gobiernan.

martes, 26 de octubre de 2010

Francesco de Nigris nos hablará de Julián Marías



El próximo sábado 30 de octubre de 2010 Francesco de Nigris impartirá en Zaragoza la conferencia "Nacidos para amar" en la cual abordará el pensamiento del filósofo Julián Marías en lo referente al amor.


El evento tendrá lugar en la sala de conferencias de Caja Laboral (Pº Sagasta, 6) a las 12:00 y ha sido organizado por la Sociedad Aragonesa de Ciencias y Humanidades a la que pertenezco.


Por circunstancias biográficas Julián Marías prácticamente no tuvo discípulos directos. Francesco de Nigris es uno de los escasísimo afortunados que llegó a serlo, manteniendo una conviviencia diaria con el filósofo durante los cinco últimos años de la vida del mismo. Por eso esta conferencia es una buena oportunidad para adentrarse en el conocimiento de un filósofo sabio y bueno.


Hay que subrayar el amplisímo conocimiento del pensamiento raciovitalista que posee Francesco de Nigris, además de su gran capacidad comunicadora. De verdad que merece la pena.


La entrada es libre y gratuita.

lunes, 25 de octubre de 2010

Ombliguismo o la muerte de Copérnico


Ortega y Gasset advertía frente a los partícularismos, entendidos como la exacerbación de un aspecto de la realidad en que la parte pasa a convertirse en todo; lo relativo se absolutiza. Así la raza se transmuta en racismo, la nación en nacionalismo, o la feminidad en feminismo.

Está claro que nada de malo tiene pertenecer a una raza, a una nación o al género femenino, lo grave es divinizar esas categorías hasta el punto de convertirlas en excluyentes, en "-ismos".

Una de las peculiaridades de los particularismos es su susceptibilidad. Sacralizado un aspecto de la realidad, toda mención a él debe hacerse según el protocolo ritual establecido por los nuevos gurúes; de lo contrario uno se convierte en profanador.
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Si alguien critica tal o cual aspecto de la política, la economía, el carácter, la historia o la legislación de una determinada región, automáticamente se convierte en anti-región, fascista, réprobo.
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Igual sucede con los dogmas o, lo que es peor, las manías del feminismo, el clasismo, el multiculturalismo, el pansexualismo, y todos los demás "ismos" que se nos puedan ocurrir.
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A menudo son la coartada del demagogo de turno que apoyado en el prestigio social de esos particularismos, finge escandalizarse por las palabras o acciones de quienes no siguen puntualmente el ritual establecido o critican tal o cual aspecto de una parcela de la realidad que se ha divinizado.
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Hay que tratar de inmunizarse frente a los particularismo y recordar algo que decía el padre Pío Gurruchaga: "Las cosas de Dios no son Dios. Sólo Dios es Dios".

domingo, 24 de octubre de 2010

El profesor Jarona se queda fuera del gobierno


¡Qué oportunidad se ha perdido! Una vez más la única persona que podía sacar a España de la grave crisis en que se halla sumida ha sido descartada del nuevo gobierno. ¿Por qué?, me pregunto consternado. ¿Por qué dejan fuera al más apto? ¿Siempre va a primar el partidismo?

No será porque el profesor Jarona no se dé a conocer. De hecho yo he tenido la oportunidad de encontrármelo varias veces y jamás me ha ocultado sus capacidades. ¿Por qué entonces no se le ha incorporado al gobierno no ya con un ministerio sino con cinco o seis? ¿Acaso porque es negro? Es que si no, no le encuentro otra explicación. Estudios económicos, análisis políticos, estrategias, brotes verdes, directrices comunitarias, de todo eso el profesor Jarona se ríe, porque él es capaz de proporcionar soluciones de forma inmediata. Él mismo me lo ha confirmado, ¡y por escrito! Tengo en estos momentos en la mano la última octavilla que me dio mientras paseaba, semejante a las diez anteriores que me ha entregado en diversas ocasiones, y no deja el menor lugar a dudas de que sus métodos, además de eficaces, son rapidísimos. ¿Creen que miento? Pues verán que no; transcribo literalmente su último escrito:

PROFESOR JARONA
ESPECIALISTA
en unión de parejas, amarre en 24 horas.
Vuelve hombre o mujer, si estás lejos en 24 horas.
Especialista en separaciones.
Especialista en unión matrimonio en 24 horas.
Ayuda a devolver el amor perdido.
Limpia el mal de ojo.
Ayuda a dejar el tabaco, el alcohol, las drogas de forma inmediata.
Especialista en resolver todo tipo de problemas por difíciles que
sean.
Solucionar problemas, concursos.
Solucionar miedos y accidentes de la vida, problemas judiciales,
enfermedades, suerte.

El trabajo es serio, con seguridad.
GARANTIZADO CONFIANZA 100%
696 163 XXX


¡Lo ven! ¡Resuelve "todo tipo de problemas por difíciles que sean"! Además ofrece una garantía del cien por cien. "Trabajo serio, pero con seguridad".

Si de verdad se quiere alcanzar la paz perpetua, el pleno empleo estable antes de 2012, etc., hay que contar con alguien como el profesor Jarona. Mejor aun, con muchos profesores Jarona.

Por favor, rectifiquen. Todavía estamos a tiempo, los españoles nos merecemos esto y mucho más. Es hora de soluciones. ¡Es hora del profesor Jarona!

jueves, 21 de octubre de 2010

"La nieta del señor Linh"


El anciano Linh es un refugiado vietnamita recién llegado a un desconcertante país llamado Francia. Toda su familia ha muerto en la guerra, y sólo ha sobrevivido su pequeña nieta, de la que se ha hecho cargo. Ella será la única razón para continuar viviendo.
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En un banco cercano al refugio donde los han instalado conoce al señor Bark, un grueso francés a quien no entiende, pero con quien va a ir estableciendo una profunda amistad.
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El señor Bark también ha perdido a su única familia: su esposa, y esta soledad herida será la que tienda puentes entre dos hombres aparentemente muy diferentes.
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La nieta del señor Linh es un libro lleno de ternura y, por encima de todo, de humanidad. Y esa humanidad se materializa precisamente en la vulnerabilidad de sus protagonistas. En medio de una sociedad indiferente, sólo el solitario viudo Bark será capaz de descubrir a la persona que hay en el anciano vietnamita, y al hacerlo él mismo se humanizará.
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Sólo quien se expone puede amar. El seguro, el suficiente, el "independiente" se petrifica.
Este es en mi opinión uno de los elementos claves del cristianismo.
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En los templos romanos había colosales figuras de dioses; seres hercúleos, poderosos, temibles. ¿Qué tuvo que representar en aquel mundo la aparición de lugares de culto presididos por la imagen de un crucificado; por un hombre desahuciado, torturado y ejecutado a la manera de los esclavos? ¿Cómo pedir socorro a alguien aparentemente más necesitado que uno mismo? Y sin embargo en ese misterio residía el secreto. Aquel hombre desnudo, desgarrado, abandonado, suplicante, poseía la mayor carga de humanidad que pudiera concebirse y, por tanto, podía escuchar, compartir, com-padecer.
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Así obra Dios, el Dios de los anawin (los pobres de Yahvé). Como tan bellamente expresa el Pregón Pascual: "Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo".