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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

sábado, 31 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad y 2012!


Que la Navidad cumpla su cometido en nosotros (y no me refiero a disparar la báscula) y que 2012 nos traiga sólo cosas buenas (y nos ayude a dejar atrás las malas que hayamos podido sufrir en 2011).

Este año la imagen de la felicitación viene colmada de buenos amigos. Cuando las cosas han venido mal dadas han estado allí. ¡Gracias por compartir las dichas y las desdichas (que lo han sido menos gracias a vosotros)!

¡FELIZ 2012! (y que cumplamos muchos más)

viernes, 16 de diciembre de 2011

De Madrid al Cielo ("Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado" en la Fundación Ortega-Marañón)


Era martes y trece, día de malos augurios en el imaginario popular. Y por eso mismo, fecha idónea para embarcarse en un asunto filosófico. Desde sus orígenes los filósofos se han enfrentado a la "doxa" o "vía de la opinión", es decir, lo que la gente cree sin tener un fundamento racional. Así que allí nos juntamos en la Fundación Ortega-Marañón unos cuantos entusiastas de los filósofos un martes y trece de diciembre de 2011.

Se trataba de presentar "Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado", escrito por un servidor. En la mesa de ponentes, dos auténticos lujazos: Ignacio Sánchez Cámara, catedrático de Filosofía del Derecho y colaborador en distintos medios de prensa y radio, y Francesco de Nigris, amigo y discípulo de Marías y una de las cabezas más dotadas para la filosofía que he conocido. Cualquier reseña sobre lo que dijeron se quedaría corta. Fueron amenos, profundos, convincentes y entusiastas. Todo un privilegio.

Después intervine yo. El listón estaba muy alto, pero al menos le puse el mismo corazón que quienes me precedieron.

Allí pude encontrarme con personas de lo más valioso: Paco Casado, amigo del alma con quien he compartido y comparto muchas cosas (¡hasta hicimos la mili juntos!); Santiago Herráiz, director de la Editorial Rialp y escritor, un profesional como la copa de un pino. Álvaro Marías, hijo menor del filósofo y reputado músico, quien me ha otorgado desde el primer momento una confianza y generosidad impagables; su cuñada (esposa de Miguel Marías), y Daniel Marías, nieto del filósofo; Tina, encantadora hermana de Lolita (la esposa de Marías); Miguel Carpintero, hijo del filósofo discípulo de Marías Helio Carpintero; mi muy querido profesor Manuel Suances, que destila bondad y sabiduría por cada poro; Nieves Gómez Álvarez, amiga y filósofa que está culminando una tesis sobre la mujer en el pensamiento de Julián Marías, y que tuvo a bien hacer las fotos que acompañan esta entrada, por lo cual (y por mi mala cabeza) no aparece ella (¡¡gracias y perdón, Nieves!!); Leticia Escardó, quien dirigió brillantemente la revista "Cuenta y Razón" fundada por Marías; mis queridos amigos Merche Mora y Andrés Abellanas y sus dos súper pitufos; Juan Manuel Burgos, dinámico presidente de la Asociación Española de Personalismo. Chus, blogera (y amiga ya no sólo "virtual") y su amabilísimo esposo que me va a llevar de portamaletas en el próximo viaje chulo que hagan, que para algo soy polizón. Teresa Díez Antoñanza, a quien las sucesivas maternidades no han hecho sino rejuvenecerla sorprendentemente; Manuel Real, entusiasta lector de Marías; dos tías simpatiquísimas de mi amigo Chema Recio. Y mucha más gente enormemente atenta y generosa. Muchísimas gracias a todos. Fue un placer compartir con vosotros este encuentro. De corazón.



Ignacio Sánchez Cámara, gran conocedor de Julián Marías, excelente comunicador y mejor persona.



Francesco de Nigris, discípulo y amigo de Julián Marías, ¡y también buen amigo mío!



El autor del libro en plena emisión sonora.



Santiago Herráiz, cordial director de la Editorial Rialp; un servidor, y Paco Casado, ilustrado (sabe de todo y además se le luce). Estamos a oscuras para escenificar el mito de la caverna (este es el momento previo a escapar de ella, en este caso en equipo).



Manuel Suances y el que esto escribe. Don Manuel es un excelente profesor universitario que aúna a la perfección sabiduría y bondad. Pero la razón por la que debería ser elevado a los altares es otra: tuvo la santa paciencia de dirigir mi tesis doctoral.



Con Juan Manuel Burgos, hombre realmente polifacético.



Con Tina Franco, cuñada de Marías, y Álvaro Marías, hijo menor del filósofo.



En plena maniobra envolvente con mi amiga bloguera y resalada Chus (conste que en este caso el fotógrafo es su marido. ¡Ojito!)



Con Francesco de Nigris y Álvaro Marías, quienes, entre otras cosas, me han proporcionado desinteresadamente la mayoría de las fotografías que aparecen en el libro.



Una foto de última hora facilitada amablemente por Manuel Real (a la derecha). Aquí sí se puede ver a Nieves Gómez, también está Francesco. Fue una tarde en compañía de gente extraordinaria desde el primer momento. (Y el lambrusco muy rico).

domingo, 4 de diciembre de 2011

Presentación del libro el "martes y trece"


Un breve recordatorio: el próximo 13 de diciembre (martes) se presenta en el salón de actos de la Fundación Ortega y Gasset de Madrid (C/Fortuny 53) el libro "Julián Marías. Retrato de un filósoso enamorado". Será a las 19:00 y en la misma participarán Ignacio Sánchez Cámara (catedrático y colaborador de prensa y radio), Jesús Sánchez Lambás (presidente de la Fundación) y Francesco de Nigris (discípulo de Marías). La entrada es libre... ¡¡A animarse!!

martes, 29 de noviembre de 2011

Ecos de un libro


Recopilo algunos artículos y reseñas aparecidos en diversos medios a propósito del libro Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado.

Encabeza la presente entrada un comentario publicado en el último número de la revista Historia de Iberia Vieja (nº78 - Diciembre 2011).


Prensa:

>> SPD Noticias, periódico mexicano de información, 16 de junio de 2011: SPD Noticias.

>> Alfa y Omega, 16 de junio de 2011, firmado por M.A.V.: Alfa y Omega.

>> El Catoblepas. Revista crítica del presente, julio 2011, artículo de Rubén Franco González: Catoblepas.

>> El diario exterior.com, 6 de noviembre de 2011, (haciéndose eco de la crítica publicada en Aceprensa y firmada por José Manuel Mora Fandos): Diario Exterior.


Blogs:

>> Del escritorio de Guillermo Urbizu (30/6/2010): Rafael Hidalgo y la certeza de un buen libro sobre Julián Marías.

>> Siete en familia (8/6/2011): Un polizón y náufrago que escribe.

>> Nada en las manos (9/6/2011): De un exordio a otro.

>> Filosofía News (16/6/2011): Publican biografía del filósofo español Julián Marías.

>> El Blog de FNAC Zaragoza (22/6/2011): Rafael Hidalgo, biógrafo del filósofo Julián Marías.

>> Yo Creo: Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado.

>> Mil lecturas, una vida (17/11/2011): Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado, de Rafael Hidalgo: cuatro notas.

>> Aliter (Escuela Internacional de Negocios): El auténtico intelectual.

>> Por ti madrugo (20/11/2011): Encuentro con un polizón en esta fase.

>> El surco y el arado (25/11/2011): Retrato de un filósofo enamorado.


Es posible que se me haya escapado más de uno. Si es así, pido disculpas. Procuraré enmendarme.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Presentación en Madrid de “Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado”


Finalmente se presenta en Madrid el libro “Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado”. Será el 13 de diciembre de 2011 (martes) a las 19:00 en el Salón de Actos de la Fundación Ortega y Gasset (C/ Fortuny 53).


Participarán don Ignacio Sánchez Cámara (catedrático y colaborador en diversos medios de prensa y radio), don Franceso de Nigris (discípulo de Julián Marías) y don Jesús Sánchez Lambás (director general de la Fundación Ortega-Marañón). Tres ponentes de lujo. También el autor del libro, es decir, un servidor.

La entrada es libre hasta completar aforo. Ojalá podamos vernos allí.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Comida lenta, reflejos veloces


Para no perder la costumbre se había quedado rezagada en la cena. El resto de la familia había abandonado la cocina hacía rato. Yo estaba fregando, y por darle conversación le lancé una pregunta:

- Tú, ¿qué prefieres, las mandarinas o las uvas?

Ambas frutas le gustan mucho, así que no se lo había puesto nada fácil. A sus cuatro añitos me respondió sin la más mínima cavilación:

- El helado.

Debe ser lo que se llama pensamiento horizontal femenino. Salen por donde menos te lo esperas.

En el fondo, me dio toda una lección a la hora de tomar decisiones. ¿Por qué voy a tener que ceñirme siempre a las opciones cerradas que alguien me ofrece?

No hice más preguntas. Si con cuatro años no la pillo, ¡qué será cuando cumpla veinte!

viernes, 4 de noviembre de 2011

La ciudad no es para mí


Camino al trabajo paso junto al castillo de la Aljafería. Un pequeño parque lo rodea. Hay una urraca posada en una rama cercana, me detengo a mirarla y sale volando. Está claro que no sólo los humanos nos sentimos incómodos ante las miradas ajenas. Unos pasos más adelante se repite la situación con una paloma torcaz y con un estornino. ¿No queréis nada conmigo? Me paro a escuchar el trinar de decenas de pajarillos que saludan la mañana.

He de continuar o llegaré tarde. Conforme me interno por las calles siento que un monstruo gris me está engullendo. Cemento y ladrillo renegridos por el humo. Gentes que caminan con prisa. Ruido de coches.


Esto no es humano, definitivamente. Y me empiezo a preguntar por qué hemos renunciado a la naturaleza. Por qué hemos llegado a la conclusión de que nos es ajena, si a fin de cuentas formamos parte de ella.

“Arquitectura funcional”, así llaman a ese tipo de construcción lisa, hormigonada, quizá acristalada, fría, sin artificios ni figuras. Mi mujer me ha explicado más de una vez que el arte abstracto tiene su sitio en este tipo de construcciones. Probablemente tenga razón. Lo que no acabo de ver es que los hombres tengamos lugar en ellas. Ni siquiera se admite la naturaleza como representación: una flor, un animal, un árbol, siquiera un rostro. Sólo manchas, trazos inconexos, vacío.

Llego al trabajo. Pensativo. Apesadumbrado. Me siento un extraño en mi ciudad. Un prisionero tal vez. Algo hemos hecho mal, en algún momento. El hombre no es la medida de todas las cosas, ya no, sólo su aniquilador.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Mishima o el placer de morir


Mishima fue un escritor brillante en lo literario y controvertido en lo biográfico. Multifacético, en el sentido literal del término, desplegaba infinidad de caras en función del entorno en que se moviera. Murió en 1970 practicándose el seppuku (suicidio ritual japonés) tras secuestrar a un alto mando del ejército junto con un puñado de colaboradores de la milicia que había creado. Su pretensión era restaurar la condición divina del Emperador, encarnación de las esencias del Japón.

El psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nájera escribió Mishima o el placer de morir a los pocos años de fallecer su protagonista. Como me sucede con todos los libros de Vallejo-Nájera, lo he leído con el mayor interés y no me ha defraudado en absoluto.

Me parece admirable la capacidad de penetración del psiquiatra español, y más en un personaje de la complejidad de Mishima. Nuestro compatriota, que llegó a establecer contacto con la viuda de Mishima para escribir esta obra, se atreve a cuestionar lugares comunes que continúan repitiéndose de forma sistemática, como por ejemplo la supuesta homosexualidad de su biografiado.

Especialmente atractivas y clarificadoras me han parecido las explicaciones sobre la mentalidad japonesa, que ayuda a entender muchas cosas a quienes sentimos fascinación por el país del Sol Naciente.

Un libro recomendable para espíritus inquietos.


lunes, 31 de octubre de 2011

Piedad


Piedad, ese es su título, y está firmado por Miguel Mena, periodista de la Cadena Ser en Aragón. El título expresa el sentimiento que mueve la mirada del autor; la piedad emanada desde la perplejidad que experimenta un hombre con un hijo aquejado de una grave minusvalía al cual ama con tanta compasión como incomprensión.

¿Por qué el dolor? ¿Por qué esa “avería” en su cerebro que lo vuelve vulnerable a la par que amable? ¿Por qué hay tantos porqués?

“Qué raro se hace tener un hijo prácticamente mudo cuando te ganas la vida hablando, un hijo condenado a ser analfabeto cuando llenas tu tiempo escribiendo, un hijo con poco equilibrio cuando tu afición es montar en bicicleta. Qué extraño resulta que para ser feliz no parezca necesitar nada de lo que a ti te gusta.”


El libro presta atención a diversos hechos de la vida, unos graves y otros livianos, pero todos cargados de significación: noticias de páginas interior, el encuentro con un pastor paquistaní, la búsqueda de un disco, el porrero del cuartel...

Desde su autenticidad y capacidad de asombro, Mena conmueve al lector en cada párrafo. La obra bien podría titularse “Impactos” porque eso es lo que son, múltiples impactos que golpean el alma que descubre un mundo desajustado, sorprendente, pero nuestro al fin y al cabo.

Al final queda un sabor agridulce e irrenunciable rebosante de humanidad.

Un libro que recomiendo con vehemencia. Sus minúsculos apartados se leen casi sin darse cuenta, yo lo hice en una tarde. Para mí, un gratísimo descubrimiento.

jueves, 27 de octubre de 2011

Jornada toledana

¿Qué mejor compañía puede desear uno que la de los buenos amigos? Si además esta se da en una ciudad como Toledo la felicidad es completa.

De un bien tan grande pude disfrutar el pasado 24 de octubre durante la presentación del libro Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado. Fue en la parroquia de San Ildefonso, y aquí van algunas fotos como grato testimonio de aquella jornada.




Un servidor a lo Paco Umbral: "Yo he venido a hablar de mi libro".



Lo mejor de la velada: el público.



Mi amigo José Vicente Reina haciendo la presentación de negro riguroso. Siendo en la imperial Toledo sólo le faltaban los puños y la gorguera.



Con mis amigos Mireia, Pepe (el último patricio romano) y Javier (el ente de razón).



Con mi amiga Patricia instantes antes de ser arrojado a la papelera adyacente (no es sólo corazón, también tiene músculo).



Después de dedicar el libro a mi amiga Mireia, mujer capaz de leerlo todo, ¡incluso mis manuscritos!



Con Mireia, Pepe y súper Ana. Al fondo Maribel y Rubén charlan sobre los juicios sintéticos a priori.



Dedicando el libro a Javier, el filósofo más duro a este lado del Pecos.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Julián Marías vuelve a Toledo


Tras la muerte de su esposa Lolita, Julián Marías nunca volvió a pisar las calles de Toledo. Para Lolita Toledo era el lugar donde se sentía plenificada. Allí, rodeada de historia, poesía y belleza, su alma rebosaba.

El inconmensurable vacío dejado por su amada muerta fue el que impidió al filósofo regresar a la ciudad en la que tan felices habían sido. No lo hubiera podido soportar.

Ahora un libro sobre su vida va a ser presentado allí: "Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado". Y ya que soy el autor, aviso a través de estas líneas a quien pudiera estar interesado.

El acto tendrá lugar en la parroquia de San Ildefonso de la imperial ciudad de Toledo el lunes 24 de octubre de 2011 a las 20:30. En el mismo participará mi AMIGO (así, en mayúsculas rotundas e incontestables) José Vicente Reina Blesa, que es una de las personas mejor dotadas para la Filosofía que conozco. Además, si la memoria no me falla, fue él quien en mi juventud me introdujo en la lectura de Marías.

La entrada es libre, como el Sol cuando amanece. Todo el que acuda será bien recibido.

lunes, 17 de octubre de 2011

El reloj supersticioso


Me dijo que las Humanidades no valían para nada. Se trataba de un saber inútil sin la menor aplicación práctica. Sólo las Ciencias contribuían al progreso y al auténtico conocimiento.

- Nuestra sociedad –afirmaba- está donde está gracias a la física, las matemáticas, la ingeniería... ¿De qué sirve saber la lista de los Reyes Godos o si “camión” lleva acento?
¡Y qué decir de las religiones! Afortunadamente las Ciencias nos han liberado de sus supersticiones para siempre.


En aquel momento se me pasaron por la cabeza muchas cosas. Entre otras, que si las Ciencias habían prosperado tanto era porque una cosa llamada Filosofía las había fundamentado. También consideraba qué sería de él el día que padeciera un sufrimiento hondo por la pérdida de alguien querido, la falta de amor, una enfermedad, o la amenaza de la propia muerte. ¿Qué pensaría entonces de esas “supersticiones”?

Pero mi amigo no quería plantearse esas cuestiones. Se tenía por un hombre “práctico” que había superado las “metafísicas”, como había llamado en alguna ocasión a los problemas más existenciales.

Al fin, me decidí a hablar:

- Por lo que me dices, tu vida se desarrolla completamente de espaldas a las Humanidades.

- Así es.

- Es muy meritorio. Hasta ahora no conocía otro caso como el tuyo.

- ¿Por qué dices eso?

- Porque yo pensaba que incluso la Ciencia tenía un soporte Humanístico, aunque sólo sea porque está realizada por seres humanos.

- Te equivocas. La Ciencia es completamente autónoma. ¡Ahí reside su grandeza!

- ¿A qué día estamos?

- A lunes. ¿Por qué?

- ¿Me puedes decir la hora?

- Son las once y media –respondió tras consultar su reloj.

- ¡Vaya!, has dejado de ser tan excepcional como creía. Resulta que también estás sujeto a las “servidumbres” de las Humanidades y eres heredero de viejas supersticiones.

- ¡Pero a qué viene eso!

- Porque para ti hoy es lunes.

- ¿Y qué?

- Que tus semanas tienen siete días, uno de los cuales es el lunes. Y si la semana tiene precisamente siete días y no cinco ni diez es por razones religiosas, no científicas. Los sumerios y los babilonios descubrieron que había siete astros que se movían con independencia del conjunto de estrellas. Eran la Luna, el Sol y los cinco planetas visibles, cuyos nombres latinos son Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Para ellos eran dioses, y dedicaron un día de la semana a cada uno de ellos. Así el lunes honra a la Luna, el martes a Marte, el miércoles a Mercurio, el jueves a Júpiter, el viernes a Venus, el sábado a Saturno, y el domingo al Sol.

- ¿El domingo al Sol?

- Sí, sólo que con la difusión del cristianismo cambió de nombre para honrar al único Dios. Domingo es el “día del Señor”. Hay idiomas, como el inglés, que todavía conservan el nombre antiguo: Sunday.


Mi amigo se había quedado algo serio. Su locuacidad había desaparecido, pero no su natural curiosidad.

- Y la pregunta de la hora, ¿también tiene trampa o realmente la querías saber?


No pude evitar esbozar una sonrisa maliciosa.

- Como tú dices, tiene trampa –confesé.

- Ala, pues ya puedes empezar a contar. ¿Qué tiene que ver la hora con los diosecillos?

- Hay que decir que la necesidad de medir el tiempo se remonta al inicio de la agricultura. La época de la siembra, la siega y demás, se produce siguiendo unos ciclos, por eso hay que medirlos. Como eran pueblos que adoraban a la Luna, qué mejor forma de medir el año que mediante los ciclos lunares.

- Entiendo. Por eso hay doce meses.

- Efectivamente. Pero los egipcios, siguiendo el modelo anual, dividieron el día y la noche en doce fracciones respectivamente. Doce horas de día y doce de noche. Ya tenemos las veinticuatro horas. Y también llegamos a la conclusión de que para comprender nuestros sistemas de medición, por muy científicos que sean, tenemos que contar una historia. Es decir, recurrir a algo tan supersticioso e inútil como las Humanidades.

- Venga, déjate de rollos y vamos a tomarnos una caña, que me has puesto la cabeza como un bombo.

- Vale, pero con papas.

- Está hecho.

Y así vino a resultar que, a ejemplo de los diálogos socráticos, decidimos que la mejor forma de conversar era con un tentempié delante, y nos pasamos la tarde dándole al palique y lubricando el gaznate.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Sangre en la Calle del Turco


¿Dónde nació mi fascinación por el misterioso asesinato de Prim? El detonante fue un libro de César Vidal titulado Enigmas Históricos al Descubierto que dedicaba uno de sus capítulos a este crimen. Lo curioso es que en la citada obra Vidal da una versión errónea del magnicidio basada en un episodio novelesco (creo recordar que de una obra de Galdós). De allí pasé a Los asesinos del general Prim de Antonio Pedrol Rius, libro que me cautivó irremediablemente. En él da cuenta de las averiguaciones que su autor hizo gracias al descubrimiento del voluminoso sumario de aquel atentado. Posee la maestría de presentar sus hallazgos casi en forma de thriller, y ello sin perder un ápice de rigor. Tan pronto lo acabé, me lancé a por España y la guerra de 1870 de Javier Rubio García-Mina, obra meticulosa, amplia y brillante que va mostrando, paso a paso, las intrigas políticas que desembocaron en el fatal magnicidio. Además, ofrece pruebas concluyentes sobre cuál fue la mano que estuvo detrás de aquel crimen. Este libro (en realidad 3 volúmenes) me abrió la puerta a leer otras obras de Javier Rubio, todas ellas igualmente extensas, rigurosas y minuciosas. No sé si este diplomático de carrera ha recibido el reconocimiento que merece su dilatada labor historiográfica. Temo que no. Es el precio de frecuentar más las bibliotecas que los medios de comunicación de masas. ¡Cosas de España!

A partir de ahí, todo lo que ha caído en mis manos en relación al asesinato de Prim lo he ido leyendo: ¿Por qué asesinaron a Prim? de José Andrés Rueda; Prim: La forja de una espada de Emilio de Diego; El general Prim: Biografía de un conspirador de Pere Anguera; El Duque de Montpensier de Carlos Ros, etcétera. Por cierto, me ha sido totalmente imposible conseguir un libro de Jesús Cuevas titulado Paul y Angulo publicado en su día por la Caja de Ahorros de Jerez. No está ni siquiera en Iberlibro. ¿Algún alma caritativa lo podría colgar en pdf o decirme cómo conseguirlo?




Ahora que está tan en boga la novela histórica, no se me ocurre mejor tema para una obra de intriga. ¿Cómo se gestó y en qué desembocó el asesinato del hombre más influyente de la España de su tiempo? No hace falta inventar nada de lo fundamental porque en este caso se cumple aquello de que la realidad supera cualquier ficción.

Tan atractivo me parece el tema, que hasta se me pasó por la cabeza escribir una novela. En lo fundamental la tengo esbozada en alguna neurona que anda por ahí perdida.

Hace unos días, andando por la calle, me lleve una gran sorpresa cuando, al pasar frente a una librería, descubrí en un lugar destacado un grueso volumen titulado Sangre en la calle del Turco de José Calvo Poyato. Por supuesto, lo compré inmediatamente. Robando horas al sueño me lo he leído, y he de reconocer que me parece un buen libro. Y eso que en cierta forma ha tenido que competir con la obra ideal que bulle en mi mente.







El libro de Calvo Poyato narra las vicisitudes del joven periodista Fernando Besora, que trata de hacerse un nombre en el Madrid de 1870. Como reportero del diario La Iberia tendrá que investigar un crimen ritual sucedido en un palacete de la calle Carretas. A la par, irá descubriendo las oscuras maquinaciones que pretenden acabar con la vida del presidente de Gobierno don Juan Prim Prats. Y en medio de todo surge la figura dulce y sensible de Paloma Azpeitia, de la que Besora está locamente enamorado.

Hay que decir que el libro está muy bien escrito, la ambientación es acertada y el ritmo narrativo no decae en ningún momento. Vamos, que merece la pena.

Además, ciñéndose en lo fundamental a los hechos históricos y echando mano de muchos personajes que realmente existieron, es capaz de dar el peso principal a la historia humana que novela, lo cual es muy meritorio.

Dado su general acierto, no creo que merezca objeciones de importancia, aunque sí me cuestiono si no podría haber centrado la trama exclusivamente en torno al complot contra Prim, sin necesidad de incorporar un crimen satánico ajeno a los hechos históricos.

En cualquier caso, es lo primero que leo de este curtido autor, y en vista de esta experiencia inaugural no me importaría adentrarme en algún otro de sus abundantes libros.

Respecto a Prim, pese a todo creo que todavía está por escribir la gran novela que verse sobre la gestación y consecuencias del atentado que acabó con la muerte del marqués de los Castillejos. Es algo en lo que me encantaría embarcarme, pero para ello necesitaría dos atributos de los que me siento desprovisto: capacidad de gestionar el tiempo y talento para novelar.

lunes, 10 de octubre de 2011

Políticos bipolares


Recientemente se ha hecho público el patrimonio de los diputados y senadores españoles. En realidad lo que se conoce es lo que los propios políticos declaran mediante un formulario que da por buena la información en él vertida. Curiosamente no se solicita información alguna sobre el patrimonio de los cónyuges o los hijos. Todos sabemos lo habitual que es que personas con grandes patrimonios registren propiedades y fondos a nombre de familiares cercanos para obtener ventajas fiscales. En fin, será un despiste.

Pero a lo que quería ir es a otra cosa. España está sufriendo la más grave crisis económica de las últimas décadas. Nuestra tasa de paro supera el 20%, duplicando la media de la Unión Europea. Las Cajas de Ahorro, en las que los políticos de todos los colores han metido mano para gestionarlas según sus intereses, están en una situación de auténtico desmoronamiento (a comienzo de 2010 había 45 entidades; a fin de año eran 17). Por todas partes se tienen que hacer recortes en áreas tan sensibles como la sanidad o la educación. Y, lo peor de todo, es que las perspectivas de recuperación a corto plazo no son nada halagüeñas. Pues bien, resulta que en un escenario de práctica bancarrota el patrimonio personal de los principales responsables de la gestión pública goza de una excelente salud. Es decir, que los “servidores públicos” se dan mucha maña en administrar sus asuntos, pero cuando se ponen a ejercitar su oficio muestran una incompetencia capaz de llevar un país a la ruina.

En las empresas los administradores pueden llegar a responder con su patrimonio personal si incurren en prácticas de mala gestión manifiesta. Mientras, en la res publica (la cosa pública) basta con que uno se vuelva a su casa (con su pensión correspondiente) para que se marche de rositas. No es precisamente un modelo de liderazgo ejemplarizante. O, al menos, a mí no me lo parece. Será que no me entero. ¿Lo aclararán en Educación para la Ciudadanía?

jueves, 29 de septiembre de 2011

¡Gracias!


Ha salido la segunda edición de Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado.

Muchas gracias a todos los que habéis tenido la audacia de leer este libro hasta el punto de hacer que se agote la primera edición. Confío en que lo hayáis disfrutado por lo menos tanto como lo hice yo mientras lo escribía. Creo que la vida de Julián Marías merece ser conocida, por su generosidad, autenticidad, valor y coherencia.

Y a quienes todavía no lo habéis leído, como dice el refrán: nunca es tarde si la dicha es buena.

Un cordial saludo a todos.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Down = Bajar. Cuando el cielo cae.


A veces pienso que desde el Cielo han hecho un último intento por salvar nuestro mundo. Que han mandado legiones de ángeles para romper la corteza que ahoga nuestros corazones. Que Dios ha decidido meter un sagrario en muchos hogares para hacer presente su amor y librarnos del encanallamiento. Ha dejado su marca impresa en el cromosoma 21. La respuesta de una enorme cantidad de hombres ha sido letal, destructora, blasfema; se han lanzado a la tarea de aniquilar a esas criaturas angelicales para que el egoísmo se extienda sin medida.

Al final son recibidos por los que siempre acogen; por los pobres, los menesterosos, los de corazón humilde, los que no pintan nada porque están lejos de los poderosos. En esos hogares se gesta un nuevo mundo, el único que de verdad vale la pena, donde verdad, bondad y vida florecen.

Uno de esos ángeles se llama Carmen y tuvo su aterrizaje a través del vientre de mi hermana. A veces el Cielo no está tan lejos, sólo hay que abrir los ojos y verlo caminar, aplaudir, comer chocolate (en grandes cantidades, dicho sea de paso) o encandilarse ante la televisión viendo El Rey León. A veces el Cielo es una demanda constante de amor que parece pedir, cuando en realidad no hace más que darse.

¡Venga a nosotros tu Reino!

lunes, 19 de septiembre de 2011

La condición humana


Exposición Internacional 2008. Zaragoza. Durante los últimos años las instituciones se han volcado en la preparación de este evento. Como lema: Agua y Desarrollo Sostenible. Uno de los platos fuertes reside en un espectáculo nocturno cuyo centro es un iceberg artificial instalado en la otra orilla del río Ebro. Básicamente denuncia la destrucción del planeta debido a la irracional generación de residuos por parte de nuestra sociedad. Sobre el iceberg móvil se proyectan imágenes que muestran montañas de basura, mientras, por los altavoces suena una música angustiosa y reiterativa. Los espectadores están conmovidos. En todos ellos se percibe un sentimiento compartido: ¡qué horror!, si no hacemos algo la Tierra se convertirá en un vertedero.

El espectáculo finaliza. Se desata una cerrada ovación. Después se encienden las luces y la multitud va abandonando las gradas. Permanezco sentado junto a mi mujer y mis hijas hasta que las hileras de bancos quedan vacías. Miramos a nuestro alrededor para descubrir una ingente cantidad recipientes de plástico, papel y basura esparcidos por todas partes. No se puede dar un solo paso sin pisar desechos.

Me temo que sin esta visión no se acaba de comprender en qué consiste verdaderamente la condición humana. Lástima que la mayor parte del estremecido público haya visto sólo la primera parte del espectáculo.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Cuando la NASA metió la pata por no hacer caso a mi profesor de matemáticas



Don José era nuestro profesor de matemáticas. Hombre recio y enérgico, en su clase no se canteaba ni una mosca. Su vigorosa mano se encargaba de dejarnos claro que él era el sheriff del lugar. Conviene aclarar que nadie ha acabado traumatizado por haber recibido un guantazo suyo (y eso que eran contundentes) pues no ejercía el despotismo y bastaba con cumplir las normas y estar al quite.

Pero la característica principal de don José era otra muy distinta, a saber: era un buen profesor de matemáticas. Se preocupaba de que aprendiéramos, de que tuviéramos los conceptos claros; no había enchufados ni nada que se le pareciera, allí sí imperaba la igualdad sin necesidad de que un ministerio inane la abanderada. Todos los días sacaba gente a la pizarra, con el pavor que eso provocaba entre los que no éramos precisamente unos Einsteins.

Con don José había una serie de “pecados” que no se podían cometer. Por ejemplo, el alumno incauto decía: “El 2 del numerador y el 2 del denominador se van”. Y acto seguido tronaba el vozarrón de don José: “¿A dónde se van? ¡Se simplifican!”. Efectivamente, los números no se iban a ninguna parte, únicamente se simplificaban. Qué decir de las faltas de ortografía, hoy convertidas en paisaje. Por mucha asignatura de ciencias que fuera su comisión era sistemáticamente penalizada en la calificación.

Uno de los pecados más graves era acabar un ejercicio y no poner las unidades. Después de una larga serie de operaciones, agotado y satisfecho, el alumno llegaba al ansiado resultado. “Y nos da 357” sentenciaba mientras garabateaba la cifra con la tiza. Entonces, cuando miraba con cierto temor al profesor esperando ver confirmado el fruto de su esfuerzo, recibía el siguiente comentario: “¿357 qué: boinas o guardiaciviles?” Un ejercicio en el que no constaran las unidades estaba mal, aunque su desarrollo fuese impecable. Ya podía uno apelar a los ángeles custodios, al concepto de justicia platónico, o a motivos lacrimosos de lo más variado (“me falta una décima para aprobar”, “es que mi padre”, “este verano iba a ayudar a los huerfanitos de Madagascar”…); aquella prueba era incorrecta.

Cuando hice la carrera no dejó de sorprenderme que la mayor parte de los profesores cometía aquellos pecados que a don José tanto irritaban. Así, obviaban sin pudor las unidades. En sus desarrollos en la pizarra no aclaraban si hablaban de “pesetas”, “dólares”, “renta per cápita” o “setas con gambas”.

Pasados algunos años (en septiembre de 1999) una noticia de prensa perdida entre la vorágine de grandes titulares llamó mi atención. Según informaba, una sonda espacial de la NASA llamada Mars Climate Observer, construida para estudiar el clima de Marte y apoyar el aterrizaje de otras sondas, se había estrellado contra la superficie de dicho planeta. 125 millones de dólares y varios años de trabajo tirados por la borda.

El artículo daba cuenta del motivo del desastre. Al parecer, en la construcción y programación de la sonda habían participado varias empresas. En concreto la Lockheed Martin Astronautics de Denver se había ocupado del diseño y construcción de la sonda, mientras que la Jet Propulsión Laboratory de Pasadera se responsabilizó de programar los sistemas de navegación. Pues bien, la primera realizaba sus mediciones con el sistema anglosajón (pies, millas, libras, etc.), mientras la segunda empleaba el sistema internacional (metros, kilómetros, kilogramos, etc.) La empresa de Denver desarrolló los cálculos correctamente con el sistema anglosajón. Luego los envió a la de Pasadera pero sin especificar las unidades de medida empleadas, de modo que estos últimos dieron por hecho que las unidades se ajustaban al sistema internacional. Así, cuando la nave se aproximó a Marte, sus ordenadores realizaron los cálculos de aproximación de forma errónea situándola en una órbita equivocada y haciéndola caer sobre el planeta rojo.

Pocos meses después los sesudos técnicos de la NASA sufrían un nuevo fracaso con otra sonda enviada a Marte –la Mars Polar Lander-. En su construcción había tenido los mismos problemas de unidades de medida que con la Mars Climate Observer. Desde Tierra intentaron reconfigurarla, pero cuando debía alcanzar la superficie del planeta se perdió contacto… hasta hoy. Todo parece indicar que quedó convertida en un huevo frito metálico sobre fondo rojo.

Don José murió hace algunos años y, aunque nos hizo sudar la gota gorda, he de confesar que con el paso del tiempo su figura ruda y exigente se engrandece. Sólo puedo decirles a los sabios de la NASA que siento que no tuvieran un profesor tan “maniático” como don José. Otro gallo les habría cantado.

viernes, 9 de septiembre de 2011

STRIPTEASE: DESNUDO ANTE EL ESPEJO DEL DOLOR


He estado casi todo el verano ingresado en un hospital. Quirófano, cuidados intensivos, subida a planta, goteros, sondas, caldos, alta hospitalaria, y vuelta a empezar por la puerta de urgencias. Así hasta tres veces.

El sufrimiento padecido y el diferente apoyo de personas cercanas me han hecho replantearme muchas cosas, o quizá, planteármelas en serio por vez primera.

Para empezar, he aprendido que el sufrimiento no se sabe, se experimenta. No existe un saber teórico del sufrimiento, sino una vivencia personal que es la única que nos aproxima a él. No valen argumentos, el misterio nos sobrepasa, porque eso es ante todo el sufrimiento: un misterio.

El sufrimiento es brutal, invasivo, inapelable. Cada dolor es único y, en cierta forma, absoluto. Mi dolor actual tiene una presencia tal, que no se puede confundir ni identificar con ningún otro dolor. Además, nos hace despertar a nuestra verdadera condición, la de seres vulnerables, frágiles, menesterosos, insuficientes. Nadie está a salvo, sea cual sea su condición.

Uno de mis compañeros de habitación era un fornido ganadero del Pirineo que no había estado enfermo jamás. Pues bien, una manchita cancerosa en la mandíbula lo había derribado en plena lozanía. ¿Quién está a salvo?

Cuando podía levantarme y miraba a la calle por la ventana del pasillo, pensaba que, probablemente, los transeúntes vivían en una ficción. Afanados en sus quehaceres diarios, se sentían invulnerables, creyendo que los hospitales son para “los otros”. Al menos así pensaba yo antes de acabar vistiendo un pijama de la Seguridad Social.

Una de las realidades que se me impuso con más fuerza fue la necesidad de encontrar sentido al sufrimiento. Ese dolor que se presentaba como una realidad implacable, ¿tenía algún sentido? Pensar que el dolor es sólo dolor, como se planteó C.S. Lewis cuando murió su esposa, es el mayor de los tormentos que quepa imaginar. Non plus ultra. “Tu sufrimiento se agota en ti mismo”. Eso tiene que ser el infierno.

Y es que el silencio de Dios es terrible. Yo no lo oía. O no me hablaba o no lo escuchaba, no sé. ¿Por qué permitía aquello? No sólo conmigo, sino con todos los que sufren: niños, ancianos, personas bondadosas, o cobardes, tanto da. Se despertó en mí la conciencia de incomprensión. Incomprensión y piedad por el dolor ajeno. Una comunión de dolor y misericordia por el mal de tantos hombres. Daba igual que el vecino de cama pensase de forma radicalmente distinta a mí, porque existía una fraternidad en el dolor, una unión inexplicable pero real. El dolor nos hermana. Mi compañero de enfermedad sí sabe, porque sufre como yo.

Quiero señalar algo importante: negar a un enfermo la condición redentora y sufriente de Jesucristo, ocultarle la posibilidad de que ese dolor que lo atenaza tenga algún valor, es una absoluta impiedad. En quien sufre, aunque sea el ateo más recalcitrante del mundo, está Jesucristo. Por eso, si Dios no habla, tu presencia acompañando al enfermo, sí. No para dar catequesis (más bien la recibirás) sino para querer y entregarte. Pues quien sufre precisa la compañía personal (no la bulla o los corrillos), sentirse querido, escuchado, distraerse. Esto último es muy importante, porque el enfermo tiende a hacer de su mal el centro de gravitación universal, y él mismo se ahoga en su congoja.

Contemplando al Hijo en la Cruz, el misterio persiste (o se agranda). Dios, si pudiste hacer todo esto sin dolor, ¿por qué te metiste de lleno en él? ¿Por qué no desterrarlo, sin más?

Es como si los aliados hubieran alcanzado los campos de concentración y, en vez de desarmar a los guardianes y liberar a los prisioneros, se hubieran puesto en las primeras filas para entrar de las cámaras de gas. ¿Qué sentido tendría aquello? En cierto modo es lo que hace el sacerdote de la película Muerte en Roma, pero ¿qué lógica rige en Dios?

Entonces uno más que pensar, contempla, y empieza a ver algunas cosas que asustan (y no poco) pero ante las cuales, si quiere ser honesto consigo mismo, no puede volver la espalda. La puerta estrecha, cumplir la voluntad del Padre, morir a uno mismo... ¿Quieres ir a Jerusalén para ser vilipendiado, torturado y crucificado? Yo me escandalizo con Pedro porque también pienso como los hombres. Perdóname. También te pido que hagas las cosas de otra manera, más fáciles, que destierres el dolor, que lo apartes de mí. Y te niego, y temo, y huyo, y lloro, y pido milagros que lo eviten…

Ha sido un verano difícil, muchas cosas se han derrumbado y todavía ando entre cascotes. El paisaje ha cambiado por completo. Sólo sé una cosa, que el edificio viejo ya no vale.

jueves, 21 de julio de 2011

Unas palabras antes del silencio


Por razones de fuerza mayor, voy a estar unos cuantos días fuera de circulación. Como me voy a quedar mudito, como el enanito de Blancanieves, he pensado que lo mejor es despedirme “hablando”, literalmente. Así que aquí os dejo una entrevista que me hicieron en Radio Zaragoza (Cadena Ser) el pasado 5 de junio a raíz de la publicación de Julián Marías. Retrato de un filósofo enamorado. La realizó el periodista Miguel Mena, y compartí micrófono con Pablo Lorente, quien ha escrito un libro con muy buena pinta titulado Relatos desde ninguna parte.

No sé en qué minuto del programa entro (bueno, en realidad entro y salgo varias veces, como un niño en una puerta giratoria), así que un poco de paciencia, que tampoco es muy largo.

Apto para incondicionales y entusiastas de los libros (todavía quedan uno o dos): pinchar AQUÍ.

Un abrazo, y espero que hasta la vista.


PD. Localizado entre los minutos 27 a 38, 48 a 49, y 50 a 52 (Gracias Rick (Manuel)).

lunes, 18 de julio de 2011

Arrebatos místicos con 4 años


La peduga de cuatro años berrea en pijama, plantada en medio del pasillo. Entre sollozos repite una y otra vez: “quiero las florecillas del campo”. Debería estar durmiendo hace rato, pero se ha declarado en rebeldía. ¿La razón? Un acendrado espíritu de contradicción y la firme resolución de que nadie pegue ojo hasta que se haga lo que ella quiere (Doctor Estivill, perdónala porque no sabe lo que hace).

Para entender mejor lo sucedido, he de dar alguna explicación previa.

En casa la palabra “acostarse” lleva implícito un elaborado y larguísimo ritual del que no nos dejan obviar ninguna de sus partes. Todo lo que sea dilatarlo es un triunfo para las afectadas.

Una de las actividades que más se prolonga es la de los rezos. Cada nueva oración aprendida, se incorpora al repertorio, sin abandonar ninguna de las anteriores, con lo cual la práctica está alcanzando dimensiones de Vía Crucis. (En la imagen superior, las dos artísticas láminas objeto de devoción doméstica).

Casi todas son colectivas, pero, además, cada partícipe tiene la exclusiva sobre una oración que recita en solitario. La de la más pequeña es Las florecillas del campo, y la noche de marras se había puesto a enredar y saltar, pasando de las florecillas, del campo, y de su santa madre (en realidad, de las dos, de la terrena y de la celestial). Así que al toque de silencio se quedó sin rezarla. Fue entonces cuando se desató en ella un fervor religioso irrefrenable que la llevó a la situación que he descrito al principio de este escrito.

Finalmente hubo que claudicar (Estivill, perdónanos porque tampoco sabemos lo que hacemos), y su madre se la llevó al cuarto de estar para hacer cierta la bienaventuranza de los pacíficos y rezar juntas lo que sigue:

“Las florecillas del campo
las cogí con alegría,
mi mamá me hizo un ramo
para ti Virgen María.
Como soy tan pequeñita
y tengo tan poquita voz,
sólo me atrevo a decir:
¡Viva la Madre de Dios!”

jueves, 14 de julio de 2011

Una música por descubrir


El tazón que tiene frente a ella parece descomunal. Sus manitas de cinco años no son capaces de abarcarlo. Estamos desayunando los dos solos, somos los rezagados. Entonces, se me ocurre indagar sobre sus gustos musicales:

- Y a ti, ¿qué música te gusta más? ¿De baile, romántica, marchosa, danza...?

Ella me mira con serenidad y responde:

- De pensamiento.

Me lo ha dicho con tanta convicción, que pongo cara de pócker para que no se me escape una gran sonrisa. Es la última respuesta que me habría esperado. Música de pensamiento. No se me pasa por la imaginación en qué puede consistir, pero dicho por ella y con tanta seguridad, ya me está apeteciendo escucharla.

domingo, 10 de julio de 2011

Luces, cámaras... ¡humor!


Creo que el humor es un bien tan precioso como el aire. Es más, ahora que está tan de moda, igual deberían declararlo “Patrimonio de la Humanidad”. Cuando llevo una temporada sin reírme a gusto, lo echo de menos y me digo: “algo está fallando en mi vida”. No me parece un mal termómetro.

En esto el cine puede ser un gran aliado. Todos tenemos algunas películas capaces de arrancarnos algo más que una sonrisa, porque está claro que a cada cual nos hacen gracia cosas distintas. Todavía recuerdo una película a la que acudí con mi hermana hace un par de eras glaciares (creo que donde estaba el cine ahora hay un volcán). Estaríamos unos ocho espectadores y, según qué broma aparecía en la pantalla, la risa emergía de un lugar distinto de la sala. Naturalmente, a mi hermana le hacían reír los golpes médicos; me parece recordar que era la única.


Hay algunas películas que han estimulado mis músculos risorios de una forma más vivaz; por ejemplo, Los visitantes no nacieron ayer. Se trata de una cinta francesa que, pese a ello, no consiste en una sucesión interminable de diálogos existenciales entre personajes asqueados de la vida; ya sólo por esto, merecería una mención especial. Siempre he dicho que esta película no podrían haberla hecho en Estados Unidos, porque el acierto está en traer a nuestro tiempo a dos hombres medievales con mentalidad medieval (y aire cómico, claro está). Es decir, lo contrario a Kate & Leopold y similares, en las que el hombre del pasado lo es porque va disfrazado y emplea el presente de subjuntivo.

Uno de los mecanismos del humor es introducir un elemento disparatado en una situación cotidiana, del contraste entre lo “natural” y lo descabellado surge la comedia. En esto los hermanos Marx eran unos genios. Si los personajes que los rodeaban hubieran sido tan excéntricos como ellos, no se habría producido esa tensión cómica y aquello habría derivado en un absurdo sin chispa. Pero ver cómo escandalizan, incomodan o ponen en apuro a personas “normales” es lo que dispara nuestra carcajada. Precisamente ese contraste es el que se da en Los visitantes no nacieron ayer (1993).


También vemos esa oposición en ¿Qué pasa con Bob?(1991), en la que un enfermo mental se cuela en la vida familiar de su psiquiatra. He de confesar que, en general, Billy Murray me hace mucha gracia. Vi la mencionada película cuando se estrenó, debido a la insistencia del amigo con el que había quedado. El título ni me sonaba, y entré al cine a regañadientes convencido de que no me iba a gustar. Al cabo de media hora sólo se me oía a mí.


Por último, algo de cine español: Se infiel y no mires con quién (1985). Comedia de enredo, de esas que se nos dan tan bien. Con un Resines en el papel de Resines, que es el que borda. También Ana Belén guapísima; Verónica Forqué simpatiquísima y muy atractiva; y Guillermo Montesinos, salado como él solo. La comedia es picante y de Fernando Trueba, pero en ningún momento cae en la chabacanería. En el embrollo de la trama hay momentos antológicos.

Bien, y hasta aquí llegan las recomendaciones. Les deseo que ustedes lo pasen bien.