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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

lunes, 27 de abril de 2015

Entrevista a Ángeles de Irisarri (la reina de la novela histórica)



Entrevista a Ángeles de Irisarri. Una de las más brillantes plumas de novela histórica sube a nuestro barco para compartir algunas de sus experiencias como escritora.

Nos contará las dificultades que atravesó para publicar sus primeros libros; cuáles son las claves de una buena novela histórica y nos revelará algunos secretos inconfesables, como el modo en que surgieron personajes tan vivos como los de su Romance de ciego.


¡Bienvenidos a un nuevo vídeo del canal Polizón y náufrago!

lunes, 20 de abril de 2015

Entrevista (socrática) a Gregorio Luri




Nueva sección en el canal Polizón y Náufrago. No querías torta, pues torta y media.

Ahora nos embarcamos en las entrevistas, pero no unas entrevistas cualesquiera, sino a gente interesante que tiene mucho que contar y que aportar.

Y para arrancar no se me ocurre mejor invitado que un gran escritor, filósofo, pedagogo y persona; me refiero, cómo no, a Gregorio Luri.

Hablaremos de Sócrates, tema y persona que a ambos nos apasiona y sobre el que nuestro náufrago es un auténtico experto. Y en la parte final indagaremos sobre las filias, fobias y deseos del propio Luri.

¡Bienvenidos a "Entrevistas para náufragos"!

jueves, 9 de abril de 2015

Ortega y Gasset y el relojero judío

Muchas cosas avergüenzan a los hombres; de entre todas ellas quizá la más hiriente es la cobardía propia. Su tenaza es tan potente que buscamos pronto alivio en la justificación: si yo hubiera podido, o sabido, o estado… Pero no, en nuestro fuero interno sabemos que claudicamos cuando no debimos, que nos plegamos al imperio de la mayoría, o del poderoso, o de alguien más decidido, o sencillamente a la comodidad. Y nos sentimos chicos, disminuidos, despreciables. Pero es demasiado tarde; aquel instante fugaz, irrepetible, fue decisivo y ya nunca retornará salvo como fantasma de nuestra conciencia.



Hay un episodio autobiográfico que narra Ortega y Gasset en su ensayo Shylock (recogido en Personas, obras, cosas) que deja ver esa daga aguijoneando el fondo insobornable de nuestro filósofo.

El hecho sucedió en Alemania, país que tanto admiró y que tanto lo admiró a él. Debió ser entre 1905 y 1907, así que nuestro filósofo no había cumplido aún los veinticinco años. Viajaba a Berlín y coincidió en el tren con un judío. Pero mejor dejemos que sea él quien lo narre:

“Y un día, en un vagón de tercera, conforme se va de Witemberg a Berlín, pude reconocerle sentado frente a mí: era una bolita de carne vieja y una cabezuela redonda y una nariz picuda y unos ojos de gorrión, y todo esto en perpetua inquietud. «Yo no puedo estar sin hablar, lo confieso –me dijo-. ¿Es usted alemán?... ¡Español!... Yo he leído a López de Vega, yo soy israelita y tengo en Berlín una pequeña tienda de relojes…» El vagón se había llenado de hombres alemanes, de comisionistas, de estudiantes, de soldados; apenas oyeron la palabra israelita, comenzaron a caer chanzas y groserías sobre el menudo viajero. Y yo me avergoncé, lo declaro: temí que aquellas gentes estólidas descubrieran en mi palidez española y en mis barbas negras una filiación hebrea. Me avergoncé y no tomé su defensa, y la otra noche, viendo El mercader, se puso de pie en mi memoria el pequeño relojero judío y me clavó sus ojuelos de avecilla maligna y sentí un pinchazo en el corazón”.


Si don José sentía esa punzada mientras escribía estos renglones en 1910, ¿qué no pasaría por su cabeza cinco lustros más tarde cuando el mundo abriera los ojos a los frutos malditos del odio? Acaso se preguntara qué fue del relojero judío, aquel que gustaba de conversar y leía versos de Lope.

miércoles, 8 de abril de 2015

Unamuno se ha comido al gato de Schrödinger



Como me dijeron a mí una vez en Austria: “¡Español tenía que ser!” Pues eso digo yo ahora: español tenía que ser don Miguel de Unamuno para comerse sin pestañear el gato de Schrödinger.

Pero empezaré por hablar del felino vienés para poner algo de orden en este galimatías. Schrödinger planteó una paradoja (bueno, los entendidos la llaman “interpretación contraintuitiva”, que suena más profesional) derivada de la mecánica cuántica. Según la misma, un mismo electrón puede estar simultáneamente en dos puntos distintos. De ello deduce que si encerramos un gato en una caja provista de un dispositivo venenoso que se activa por la presencia de un electrón que tiene la posibilidad de ir por otra vía, podría darse el caso de que se activase y no se activase dicho dispositivo a un tiempo, de modo que en tanto no haya un observador que abriendo la caja altere el sistema, el gato estaría muerto y vivo a un tiempo. Suena extraño, lo sé, pero me siento incapaz de aportar mayor rigor sin que a fuer de electrones esta entrada se transforme en un ladrillo prolongado e insoportable.

Pues bien, don Miguel en su luminosa “Niebla” introdujo un diálogo que él mismo mantiene con el personaje principal, Augusto; y allí clama las siguientes frases:

-          ¡No hombre no! –le repliqué-. Te dije antes que no estabas ni despierto ni dormido, y ahora te digo que no estás ni muerto ni vivo. (…)

Y más adelante, vuelve a hablar Unamuno:

-          No, no existes más que como ente de ficción; no eres, pobre Augusto, más que un producto de mi fantasía y de la de aquellos de mis lectores que lean el relato...

Esa es la presencia del gato de Schrödinger, vivo sólo como hipótesis, como ser fantástico, es decir, irreal, tal irreal como Augusto; sostenido en la existencia de lo intangible por la imaginación de los hombres. Pero tan pronto estos abren la caja y quieren verlo con sus propios ojos, desaparece, siendo suplantado por un gato distinto, real, muerto o vivo, pero no vivomuerto.


Buen provecho, don Miguel, se ha comido al gato de Schrödinger. ¿Hace de postre un trozo de tarta Sacher?

lunes, 6 de abril de 2015

San Anselmo de Canterbury y el argumento ontológico bien explicado



San Anselmo de Canterbury propuso uno de los argumentos más controvertidos sobre la existencia de Dios; es el llamado argumento ontológico.

En este vídeo vamos a explicarlo clarito, muy clarito (bueno, todo lo claro que hemos sabido). Además, mostraremos la importancia de la filosofía medieval en el pensamiento moderno, empezando por el propio Descartes.

También recomendaremos algunos libros sobre el tema de la mano de un invitado muy particular…

 ¡Bienvenidos a bordo, polizones!

sábado, 4 de abril de 2015

La Campana de los Perdidos



Oscurece, y el río Huerva derrama la niebla vespertina. Con pavor huye la luz, mientras la noche con su sombra voraz lo corroe todo.

Algunos jornaleros se han retrasado. Habían salido por leña para venderla en el mercado y aliviar el duro invierno, pero ahora nada ven, nada encuentran, nada tienen, sólo la seguridad de que si no dan pronto con la puerta de la ciudad morirán helados.

Tiempo atrás unas mujeres fueron halladas junto al río. Abrazadas, apenas a unos metros de la Puerta del Duque, no vieron lo cercanas que estaban de su meta y las engulló la noche.

Entonces, en la negrura más honda de las tinieblas, surge una señal: dong, dong, dong. Pausada, solemne, con un aplomo místico. Es la Campaña de los Perdidos que indica a los transeúntes dónde está la ciudad. Desde la torre mudéjar de la Iglesia de San Miguel de los Navarros cumple su cometido puntual, a las diez, como cada noche. Es el faro de los descarriados. Dong, dong, dong. Treinta y tres repiques; tantos como la edad de Nuestro Señor cuando fue entregado a sus perseguidores.

Y así, desde el siglo XVI la campana de San Miguel ha venido llamando a los perdidos para que encuentren el camino de vuelta a casa.

Esta noche, de fría brisa, la he escuchado yo, desde la Iglesia, durante la celebración de la Pascua. Dong, dong, dong; anuncia que ahí está la salvación. Me impele: andas extraviado, lo sabes; desconoces el camino. Dong, dong, dong, repite su tañido. Todo es tiniebla, ¿dónde está mi hogar? Dong, dong, dong, resuena la campana en la misa de la Pascua.