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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

domingo, 31 de enero de 2016

Aviso a navegantes



Ante un bien degradado caben dos opciones, tirarlo o mejorarlo. Si realmente consideramos que alberga algún valor, trataremos de arreglarlo y mejorarlo. Si por el contrario consideramos que es sólo un trasto, lo arrojaremos al cubo de la basura.

En España tenemos un régimen político (económico, social, jurídico...) que ha mostrado no pocas fallas. Parece haber un sentir general de que las cosas no pueden seguir así. Se abren en el horizonte varios caminos.

Unos querrían dejarlo todo igual. Pensar que aquí no ha pasado nada. Es cosa de unos cuantos que han venido a montar follón; ya escampará. Pero es que sí que han pasado cosas y más vale asumirlas y sacar lección de ellas o de lo contrario la enfermedad se agravará.

Otros están por la labor de hacer cambios, mejorar lo que hay, pero salvando y potenciando bienes tan preciados como la concordia, la herencia histórica, o el proyecto de vida colectiva.

Por último están quienes abogan por desprenderse de todo. Todo está contaminado. Nada vale: ni siquiera la existencia misma de la nación que nos convierte en comunidad (común unidad). Claman por la nueva utopía, tan vieja como los comisarios políticos y el Estado de partido. Nos ofrecen una sociedad más justa, pero hay un precio a pagar, el de nuestra libertad. Escuchadles: “La guerra es paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza”. El que no está conmigo es mi enemigo.

Los hombres aprendemos de nuestra experiencia, los pueblos no tanto. Esa es nuestra desgracia y nuestra exigencia. No podemos callar. Debemos alertar. Así que aquí va una señal de aviso: ved de quién se proclama cada cual heredero y encontraréis el futuro que proponen.

martes, 26 de enero de 2016

Bosques de papel a la vista del juez




La última edición de la Enciclopedia Británica publicada en papel contenía nada menos que 32 volúmenes. Poca gente creo que habrá sido capaz de leerla entera, ni ahora ni antes. Y caso de lograrlo, con el esfuerzo de años, probablemente toda una vida.
Por eso me resultan tan irreales titulares como este: "Los 76.000 folios del caso Nóos llegan en camión al tribunal". O este otro: "El supremo recibe 243 tomos y 140.000 folios del sumario de los ERE".
No digo ya leerlos, siquiera hojearlos sería un milagro difícil de creer. Supongamos que el juez decide dedicar un segundo a cada folio. Esos 140.000 folios representarían 2.333 horas pasando hojas, sin mirarlas, claro está. Suponiendo que se dedicasen a esta absurda labor 8 horas al día serían precisos algo más de 291 días en pasar páginas (ni domingos, ni festivos, ni nada de nada, a pasar páginas como un tonto).
Uno piensa que si se recogen documentos será porque son relevantes para la causa, habrá que echarles un vistazo al menos. Así pues el juez, el fiscal y el abogado pueden empezar el proceso transcurridas 856 reencarnaciones y olvidándose de emplear su capacidad lectora en atender ni a un manual de instrucciones del Ikea.
Menos mal que no estudié Derecho, porque cuanto más cuentan las noticias más fe tengo en la quiromancia.
Nota: Las fotos son de la Enciclopedia Británica y una parte sustancial del sumario de los Ere de Andalucía.

domingo, 24 de enero de 2016

El viejo escritor y el "experto" zote



En uno de sus relatos Azorín narra la historia de un viejo escritor afincado en una ciudad de provincias. Un día ordena a su secretario que no le traiga más el periódico local. Extrañado, el secretario le pregunta la razón, dado que habitualmente lo leía con agrado. Entonces el prestigioso escritor le explica que hay un articulista al que no puede aguantar. Basta con que no lo lea, sugiere el secretario, pero el anciano le dice que si lo ve lo lee y ya le pone de mal humor para todo el día.

El secretario decide solventar el problema, así que cada mañana recorta el periódico y se lo entrega a su jefe libre del enojoso artículo. El gran escritor alaba su inteligencia pues le permite volver a leerlo sin enojo.

Al cabo del tiempo el vetusto autor muere, y sucede que en una universidad extranjera un joven doctorando está preparando una tesis doctoral sobre él. El universitario viene a España y acude a la casa del escritor para conocerla de primera mano. Sube al desván y encuentra una colección de carpetas que contienen recortados todos los escritos del articulista incómodo. Entonces incorpora a su tesis un estudio en el cual explica la enorme influencia que aquel autor tuvo en la obra del escritor hasta el punto de que había guardado los artículos que había escrito durante años.

Traigo a colación esta entrañable historia de nuestro entrañable Azorín porque con demasiada frecuencia se pueden uno topar con estudios, trabajos y artículos que parecen seguir el patrón de esta historia. A uno le sale decir: al revés para que me entiendas. ¡Dios mío, qué atrevida es la ignorancia, y no digamos los prejuicios!

martes, 19 de enero de 2016

La paciencia con la Roca. Una carta



Querido Pablo:

Qué paciencia hubiste de tener. Tú, ciudadano romano; hombre cultivado; discípulo nada menos que del gran Gamaliel. Tú, quien podía hablar con fluidez en griego y en latín, y por supuesto en arameo. Con la espalda hecha jirones a causa de los latigazos padecidos en nombre de Jesús el Cristo (“cinco veces he recibido de los judíos los cuarenta latigazos menos uno”). Tú, Pablo de Tarso, el virtuoso, teniendo que aguantar las cavilaciones y meteduras de pata de Pedro, el pescador, el hombre rudo de Galilea; experto en amarres e ignorante en leyes y profetas; quien tan pronto acogía a los gentiles como, temeroso de ser tachado de tibio, les daba de lado dividiendo al nuevo pueblo de Dios.

Pablo, qué paciencia hubiste de tener con Pedro, la Roca, cimiento sobre el que se había de asentar la historia de la Salvación.

Los caminos de Dios son inescrutables, dice el versículo. Y sin embargo Dios sabe más. No te eligió a ti como piedra fundante, sino como peregrino y altavoz. Apóstol recio.

Al final los dos unisteis vuestros destinos en el martirio, Pedro y tú, culminando la mayor hermandad que existe, la de la sangre y la fe. Pedro, el elegido, el tosco y vacilante patrón de galilea, y Pablo, el apóstol de los gentiles, el sabio converso aguijoneado con un mensajero de Satanás para que permaneciera humilde y así diera frutos.

Pablo, qué poca cosa habrías sido si no hubieras tenido la ocasión de ejercitar tanta paciencia, si no hubieras permitido a Dios mostrar su grandeza en la debilidad del buen Pedro.


Se despide de ti el impaciente Rafael.

miércoles, 13 de enero de 2016

Entrevista a Javier Andreu (Indiana Jones en Los Bañales)




¡Nuevo vídeo! Y esta vez con todo un aventurero de la arqueología, el profesor Javier Andreu, director de la excavación del yacimiento romano de Los Bañales.


Tatarantan, tantaran, tantarantaaan, tantarantantan...

domingo, 3 de enero de 2016

El cambio del nombre de las calles

"No hay nada que me produzca más admiración por Inglaterra, y más melancolía como español, que el visitar, no la Galería Nacional de Arte de Londres, que es admirable, sino la modesta Galería Nacional de Retratos que está junto a ella. Porque allí están puestos sobre lienzo todos los ingleses desde el siglo XVI. ¡Todos! Los reyes, los que derribaron a los reyes, los que decapitaron a un rey, los que volvieron a poner a los reyes, los gobernantes, los juristas, los arquitectos, los exploradores, los militares, las amantes de los reyes -que también tienen importancia-, los obispos. ¡Todos, todos, todos!

En cambio (...) en España los nombres de las calles cambian cada cierto tiempo. Si ustedes visitan Madrid en una fecha encontrarán que las calles se llaman de una manera, pero si la visitan ustedes después encuentran que se llama de otra.

La historia de España parece que cambia cada pocos años y los nombres se suceden.

Mi padre, que era hombre liberal y con espíritu tolerante, muy siglo XIX, se irritaba profundamente con esto y me decía: 'se debería poner un artículo en la constitución que dijera que no se puede cambiar el nombre de una calle'. Y yo le objetaba: 'bueno, ¿y dónde se pone que no se pueden cambiar las constituciones?'".

Conferencia de Julián Marías en Buenos Aires. Pronunciada probablemente en torno a 1962.

Quien tenga interés por la conferencia íntegra, aquí el enlace accesible gracias a Manuel Real: