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BITÁCORA DE RAFAEL HIDALGO

viernes, 25 de mayo de 2018

Segunda carta a Martin Heidegger



Estimado Martin:

Continúo enfrascado en tu librito de marras -Ser y Tiempo-. Y aunque a este paso me va a costar más tiempo a mí leerlo que a ti escribirlo, yo prosigo. Tú serás todo lo Dasein que quieras pero yo soy maño y a tozudo no me ganas; te avisé.

Veo que incorporas con fruición términos griegos en su correspondiente tipografía. Algunos son comunes en la filosofía y los conozco, pero otros no, y entonces me acuerdo de la señora Johanna Kemp, esto es, de la madre que te parió -fenomenológicamente hablando, claro-, porque además, para más inri, el bueno de Jorge Eduardo Rivera no tuvo a bien traducirlos en consideración a quienes no conocemos la lengua de Homero (el 99,99 % de la población mundial... únicamente), y aquí me tienes a mí, tratando de descifrar algo que me suena a ecuación de matemática analítica, pero tú tranquilo, piensa que así si has metido alguna falta de ortografía sólo se enteran Sófocles y cuatro más.

Entre las anotaciones que he puesto hoy en los márgenes he incorporado una reflexión propia; suena cursi, lo sé, pero al menos las letras son latinas, así que escucha y calla. Dice así:

"El hombre es un Rey Midas que prosopopeya todo lo que toca".

¿Cómo lo ves, Martin? Ni pastor del ser ni leches, el Rey Midas. (Μίδας para ti, que eres muy "guays")

Bueno, Martin, me tengo que despedir. Descansa y deja de pensar en el ser-en-si-con-sa.

Un abrazo óntico-ontológico y hasta pronto.
Rafael.

domingo, 13 de mayo de 2018

Espejo que no refleja...



Hoy me ha dado por pensar en el pasaje del Génesis en que dice: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó" (Gen 1, 27).

Si esto realmente fuera así, si fuéramos imagen, considerar nuestra realidad "como si Dios no existiese" supondría nuestra carencia más absoluta. ¿Qué es un espejo sin una realidad que reflejar? Nada; ni siquiera transparencia. Es más, si pretende darse contenido propio de espaldas a "lo Otro" lo único que hace es poner obstáculos, aniquilarse, opacarse, incapacitarse para ser lo que es, espejo, imagen.


¿No es ése el nihilismo al que se asomó Nietzsche? ¿No es el hombre sin Dios un reflejo de nada, un hueco de sentido, de Logos?

Y nuestra mirada sobre los demás, ¿no se convierte en una cadena de espejos que recogen una inacabable sucesión de nadas?



Si realmente queremos alcanzar la plenitud deberíamos plantearnos esta cuestión: ¿Cuál es la mejor manera de "llenar" un espejo?

La inquietante respuesta es: vaciándolo.


domingo, 6 de mayo de 2018

Martin Heidegger, trabalenguas metafísico o la metafísica tres-tristes-tigres



Martin, Martin, Martin, eres un cachondillo, ¿verdad?

Tú has ido a uno de esos restaurantes modernos y has visto que a una ensalada de toda la vida de Dios la llaman "tomate ruborizado con cebolla emocional en lecho de floresta hortícola bañado de líquido oleico del Mediterráneo en temporada estival", y te has dicho: "Pues nada, yo voy a escribir un libro de filosofía en este plan, que el rococó parezca un movimiento minimalista; eso sí, el título cortito, para engañar: "Ser y Tiempo"";
y aquí lo tienes, como obra cumbre del pensamiento del siglo XX.

Vamos, que Descartes era un gili por escribir claro y Platón poco menos que un cuentacuentos inventando diálogos.

Tú, Martin, vas de guay, ¿o qué te pasa?

A ver, por ejemplo, esto:

"El sí-mismo del Dasein cotidiano es el uno-mismo, que nosotros distinguimos del sí-mismo propio, es decir, del sí-mismo asumido expresamente. En cuanto uno-mismo, cada Dasein está disperso en el uno y debe llegar a encontrarse".

¿No hay manera de contarlo de una forma menos enrevesada? ¿En serio que no? Pero para empezar si hay que leerlo en una apnea y al cuarto "mismo" ya no sabe uno si va en la misma línea o ve doble.

Con otros habrás podido, Martin, pero conmigo vas listo. No me venció Kierkegaard -y mira que me hizo sufrir con sus "Migajas filosóficas"-, no me derrotó Schelling, otro emocionado de la vida yendo de trilero con las palabras, ¿y crees que tú vas a poder?

Amigo Heidegger, si Ortega decía verdad cuando afirmaba que la claridad es la cortesía del filósofo tú eres un desconsiderado mayúsculo, pero como tampoco sé qué te daban de comer en la escuela de Messkirch lo voy a pasar por alto y voy a seguir adelante con tu libro de marras.

Eso sí, desde ya te digo que si Sócrates hubiera hablado como tú escribes la ronda de cicuta la pagaba yo.